viernes, 12 de septiembre de 2014

El origen de la orden - Capitulo 7 “Ángel endemoniado”



27-06-2014
08:35 AM

  • Me pregunto si... ¿Sera el, el Caballero? Pero es que... No lo se... Nada perderé con intentarlo, si mi nombre es mi contraseña, seguramente el nombre de el... También sea la suya... — decía uno de los miembros de la Orden frente a su ordenador —. ¡SI! No puede ser... Entre... DIOS, es el... El es el Caballero, lo sabia JAJAJAJAJAJAJA...

El miembro de la Orden había entrado a “Farándula por la calle”, usando la contraseña de el Caballero, le había descubierto según parece, pues los miembros de la Orden estaban tan seguros de que no les iban a descubrir jamas que usaban los nombres de cada uno como sus propias contraseñas personales.

  • ¡Pero que belleza! — exclamo el chico —. Vaya... Una pregunta sobre mi... Sera que... Si chico, a lo mejor ni se de cuenta...

El chico uso su condición de administrador para hablar bien de si mismo, ademas de eso, fabrico calumnias sobre otras personas, todo ello fingiendo ser aquel al que llaman “El Caballero”.

27-06-2014
09:10 AM

El verdadero Caballero se encontraba con el Mago, en la casa de este. El Caballero se sentó en el ordenador de el Mago y se conecto a “Farándula por la calle”, el Caballero hizo explotar y arder su corazón de la ira al ver algo que no le gusto para nada.

  • ¡MAGO! — grito con fuerza.
  • ¿Que pasa Caballero? ¿Porque gritas? — pregunto el Mago, bastante nervioso.
  • Explícame esto... Joder... — dijo el Caballero en respuesta, bastante molesto.
  • Pero que demonios... — decía el Mago —. Espera, dame un minuto.

El Mago se sentó en su ordenador y de alguna manera consiguió rastrear al usurpador que se estaba haciendo pasar por el Caballero. El Mago miro seriamente a el Caballero y le dijo.

  • Es el... Es el Bufón — en tono decepcionado.
  • ¡Te dije que ese carajito no inspiraba confianza! — exclamo el Caballero, en voz alta.
  • Calma amigo... Calma... Lo solucionare, lo prometo — dijo el Mago tratando de calmarle.
  • Amigo, hazlo... Porque sino, seré yo el nuevo Verdugo y matare a ese maldito carajito... — dijo el Caballero, aun molesto.

El Mago le escribió a el Bufón, diciéndole que su ofensa a la Orden seria perdonada, que la Reina nunca se iba a enterar de lo sucedido si el mismo borraba lo que había colocado y se salia de la pagina, o de lo contrario seria exiliado de la Orden.

  • ¿Bromeas? ¡JA! Ahora mando yo... — fue la respuesta que el Bufón le dio a el Mago.

El Bufón, incluso se tomo el atrevimiento de cambiar la contraseña de la pagina y quedársela solo para el, lo cual ocasiono el despertar de la ira de el Mago.

  • Ese chico se ha colgado la soga en el cuello — dijo el Mago, bastante enojado.
  • Amigo, tenemos que hacer algo pero ya — dijo el Caballero, en un tono bastante serio.

El Mago uso su teléfono para llamar a la Reina, y sin siquiera saludar le dijo:

  • Tu Bufón, acaba de violar las reglas 1,3, 4 y 5 — en tono serio.
  • ¡Maldita sea! — exclamo la Reina —. Voy para alla, ¿de acuerdo?

27-06-2014
09:18 AM

La Reina llego a casa de el Mago. El Caballero y el Mago le esperaban ansiosos, muy ansiosos en realidad.

  • ¿Que vamos a hacer, querida Reina? — pregunto el Caballero.
  • Pues... Un dúo tiene que visitarle — respondió la Reina.
  • Bien, entonces vamos Caballero, es ahora o nunca — dijo el Mago.
  • No... No ustedes dos... — dijo la Reina.
  • ¿Que? ¿Entonces quienes? — pregunto el Mago.
  • Tu... Y esto... — respondió la Reina mientras le entregaba a el Mago una caja de tamaño mediano.

El Mago y el Caballero se miraban confusos, ninguno entendía lo que les intentaba decir la Reina. El Mago entreabrió la caja y la cerro rápidamente al ver el contenido de esta. El Caballero miraba a el Mago, con su cara de terror, muy típica en el... Pues al no tener conocimiento de lo que sucedía a su alrededor se sentía bastante conmocionado.

  • ¿Que es esto? ¿Es una broma? — pregunto el Mago a la Reina.
  • Mago... Mago mio... — decía la Reina —. Mira... Cuando un objeto de maldad pura, diseñado y creado por la personificación de el mal, es destruido... Se dice que la maldad que contenía se convierte en esencia... Y la esencia de el mal es aun mas terrible y malvada que el mismo mal...Porque ella corrompe...
  • No entiendo nada Reina... — dijo el Mago.
  • Dicen... Que si rocías la esencia de el mal sobre otro objeto y le corrompes, este adquiere un poder terrible y demoníaco... — dijo la Reina —. Reuní los pedazos de tu vieja máscara rota... Pero no pude repararla.
  • ¿Entonces? ¿Que es esto? ¿Que fue lo que hiciste? — pregunto el Mago.
  • La hice polvo... Hice polvo los pedazos de tu antigua máscara, Mago... — decía la Reina —. Te compre otra... Y tras rociarle algo de pegamento... La cubrí con los restos de tu antigua máscara... Este nueva máscara contiene la pura esencia de la maldad...

El Mago y el Caballero se miraban asustados y sorprendidos, no podían creer lo que la Reina les estaba diciendo, realmente parecía una gran locura... Pero era cierto, nada se trataba de un sueño, esto era o es la realidad.

  • Reina... ¿Porque? — pregunto el Caballero.
  • Hay demonios Caballero... Que es mejor dejar en el infierno — respondió la Reina —. Yo creo que el Mago es el infierno de este demonio, el le obedece, el le controla... El le protege... Uno esta hecho para vivir en el cuerpo del otro y viceversa... Confió en que el Mago es quien tiene el control.

El Mago sonrió y miro a el Caballero, quien sin decir ni oír mas nada subió a la habitación de el Mago.

  • ¿Que pretendes? — pregunto el Mago —. ¿Es una broma verdad?
  • No Mago, no pretendo nada... Y no es una broma, créeme... — respondió la Reina —. Nunca estuviste enfermo... No estas loco, ni nada por el estilo...
  • ¿Que? ¿De que hablas? — pregunto el Mago, bastante confundido.
  • Era la máscara... Tu máscara fue usada en un ritual vodoo antiguo... Si estaba maldita, Mago... — dijo la Reina en tono serio y semblante asustado.

El Mago no aguanto las ganas de reírse, aun con la seria y severa actitud de la Reina.

  • Reina... Por dios, ¿como dices eso? — pregunto el Mago, algo gracioso.
  • Estoy diciendo la verdad... Tienes que creerme... — dijo la Reina, en respuesta —. Lo note cuando la rompí... Pude sentirlo... Sentí una horrible sensación como si algo quisiera entrar en mi... He incluso se apodero de ti en ese momento... Luego la investigue y averigüe que...
  • ¿Que averiguaste? — pregunto el Mago.
  • La equis roja en la mejilla... Es la marca de aquellos a los que llaman “los condenadores”... Son los demonios que moran en el infierno... Los que se encargan de torturar según el castigo que reciba cada condenado... — respondió la Reina —. Alguien uso magia negra para convertir la máscara en un puente conectado al mismo infierno... Y cualquiera que se colocase la máscara se convertiría automáticamente en un recipiente momentáneo para dicho demonio...
  • ¿Pero porque alguien haría algo así? — pregunto el Mago aun sorprendido.
  • No tengo idea... — respondió la Reina —. Tal vez, una vez existió una persona como tu, una persona con un gran sentido de la justicia, una persona cuya creencia era, que las personas debían ser castigadas por cometer malas acciones, y esta persona creo la máscara con ese fin... Quizá no tuvo el valor para usarla o quizá no pudo controlar el poder de ella... Pero el que esta máscara halla llegado a tus manos no ha sido mera coincidencia Mago, y tu lo sabes muy bien.
  • Esto no es cierto... Es un maldito chiste de muy mal gusto... No puede ser verdad... — decía el Mago ladeando su cabeza y sujetando con fuerza su cabello —. No puede ser... No... No...
  • ¡Mago, mírame! — exclamo la Reina, sujetando la cara de el Mago y mirándole a los ojos —. La ficción no es mas que otro tipo de realismo.

El Mago pareció comprender lo que la Reina le quería decir, sonrió mirándole a los ojos justo cuando el Caballero venia bajando las escaleras trayendo en sus manos el bolso de color militar donde los “juguetes” de el Mago se encontraban guardados.

  • ¡Santa llego amigos! Jojojojo... — exclamo gracioso el Caballero.

La Reina y el Mago sonrieron al verle, el Caballero abrió el bolso y saco de el algunos de los juguetes de el Mago, le entrego su pistola de oscuridad instantánea, además de eso le entrego también una cachiporra de tamaño mediano, una lira pequeña y un aerosol.

  • ¿Puedes? — pregunto la Reina.
  • ¿Necesitaras ayuda? — pregunto el Caballero a el Mago.
  • No se preocupen por nada... Todo va a estar bien — respondió el Mago a ambos.

27-06-2014
08:12 PM

El Bufón caminaba cerca de su casa, se encontraba bastante nervioso pues sentía una presencia maligna muy cerca de el, como si algo o alguien le estuviera siguiendo. El Bufón se detuvo a mirar detenidamente la entrada a un oscuro y sombrío callejón, el sentía que algo o alguien le observaba desde ahí. Cerro los ojos y trago saliva, minutos después empezó a oír una tierna, delicada y relajante sonata desde adentro de el callejón, quien quiera que tocaba la lira era un hábil maestro del arpegio. El Bufón, se dejo hacer por la hipnotizante melodía, la cual controlaba su mente por completo según parece. El Bufón camino con rumbo hacia la oscuridad del callejón, pero se detuvo a la mitad de ambas entradas y salidas de este, se sentía realmente muy incomodado, pues la dulce canción que sonaba hacia segundos se había convertido en una melodía de muerte, necrótica, tétrica y bizarra. Como si un pizarrón estuviese siendo arañado a propósito, con furia y con fuerza. El Bufón rugió retorciéndose y cayo de rodillas en el suelo, levanto su mirada hacia la oscuridad y pudo ver en ella a un individuo tan oscuro y sombrío como la noche misma, se quedo de rodillas en el suelo, paralizado y asustado, cerro sus ojos para no ver, pero agudizo su oído, escucho cada paso que dio la misteriosa entidad hasta que se detuvo frente a el.

  • Jajajajajajaja... ¿Quien te crees? — pregunto riéndose el Bufón, tratando de anteponerse a su miedo —. ¿El zorro?
  • No tengo un noble corcel, querido Bufón, a mi me lleva la noche... — respondió el Mago enmascarado, con voz profunda y fría —. Tampoco hago acto de presencia bajo la luz de la luna... Sino a espaldas de ella.
  • ¿Quien eres? ¿Porque estas aquí? ¿Que es eso de “Bufón”?— pregunto el Bufón, bastante nervioso y asustado.
  • No tienes que ocultarme nada, ni mentirme querido Bufón... Yo soy el Mago, y fui enviado por la Reina a darte una lección — respondió el Mago, en tono serio.
  • ¿Que Reina? ¿Que Mago? ¿Que Bufón? Yo no se de que hablas... Lo juro — dijo el Bufón en respuesta, con la voz quebrada y temblando.
  • Eres el decimoquinto miembro de la Orden, fuiste reclutado por la Reina, pues ella confió en ti, niño inmaduro... ¿Acaso creíste que esto era un juego de mentiras y engaños? — pregunto el Mago en tono serio —. Te equivocaste y feo, querido Bufoncito de papel.

El Bufón trato de levantarse pero antes de que pudiese hacerlo, el Mago uso su pierna con furia, para asestarle a el Bufón una patada en el rostro que le derribo. El Bufón aun tenia fuerzas para pelear, se puso de pie aun en contra de el dolor que sentía y se arrojo en un placaje contra el Mago, pero este se hizo a un lado hábilmente y el Bufón choco contra una pared.

  • ¿Quieres la nueva contraseña? — pregunto el adolorido Bufón —. Yo te la doy... Yo les devuelvo su pagina... Pero por favor no me lastimes.
  • En lugar de estar aquí, podría estar en mi casa, querido Bufón... La pagina esta muy bien protegida, eso es verdad, aferre a nuestra cuenta algo que los hackers llamamos “Nido de gusanos”. Mira, el nido de gusanos obliga a el hacker a descargar un archivo, y dicho archivo esta infestado de varios virus gusano... Los gusano se multiplican rápidamente en la memoria del ordenador de el hacker, ralentizandola y volviendo obsoleto su funcionamiento... Eso se supone que me daría tiempo de sobra para introducirle a nuestro hacker invasor otro pequeño tipo de virus que destrozaría por completo todo su sistema... La única forma de hackearnos de manera efectiva, es usando un ordenador con una memoria muy amplia y extensa... Sin embargo, hay otra forma efectiva de lograrlo y solo unos pocos hackers conocemos ese secreto... — dijo el Mago —. Yo podría estar haciendo eso justo ahora, pero no se trata solo de la pagina... Maldito traidor.

El Mago pateo nuevamente a el Bufón, haciéndole caer, sin que el Mago se diera cuenta, el Bufón tomo una botella que estaba cerca de el y la mantuvo en sus manos.

  • La Orden no se va a acabar ni por ti, ni por mi, ni por nadie... Estamos aquí para muchas cosas, ¿sabes? A diferencia tuya, pensamos de una manera mas compleja con respecto a el mundo y todo aquello que nos rodea... — dijo el Mago, dándole la espalda a el Bufón.

El Bufón se levanto como pudo y ataco a el Mago con la botella, el Mago se defendió retrocediendo de a poco pero el Bufón continuo con su ataque frenético y eufórico mientras gruñía con fuerza. El Mago sujeto con fuerza su cachiporra, la giro con destreza y golpeo repetidas veces a el Bufón en la barbilla, fueron golpes leves, pero que le ocasionaron a el Bufón severos dolores de cabeza. El Bufón aun conservaba sus fuerzas pero su espíritu y ganas de luchar ya se habían ido, al ver que no podía ganarle. El Bufón le arrojo a el Mago la botella, usándola como una distracción para poder huir. El Mago corrió tras el Bufón, le perseguía con ímpetu ascendente, y aunque el Bufón era mas pequeño y ágil que el Mago, no tenia oportunidad alguna de poder huirle, pues se sentía demasiado adolorido, tanto que incluso su propio cuerpo no era mas que una carga para el. El Bufón uso la poca energía que le quedaba para saltar contra el frente de una casa, colgarse de una ventana y subir al techo rápidamente. El Bufón miraba a el Mago desde arriba, se sentía victorioso aun cuando había sido terriblemente malogrado, pensaba que había conseguido escapar de el Mago, pensaba... El Mago le siguió los pasos sin pensarlo dos veces, se colgó de la ventana de un salto y trepo hasta el tejado rápidamente. El Bufón continuo su huida, tenia energía para seguir corriendo, pero no poseía fuerza alguna en su aliento como para poder pedir ayuda. Se detuvo en la orilla del tejado de una casa, se había acabado su huida, el Mago también se detuvo, a escasos pasos de el. El Bufón dejo que sus ojos se llenaran de lágrimas, miraba a el Mago como pidiendo perdón y rogando clemencia con sus ojos. El Mago se acercaba a el Bufón lentamente, cada paso que daba le erizaba aun mas la piel a el Bufón, cada paso que daba, generaba un sonido que se oía al unisono con los latidos del corazón de el Bufón. El Mago se acercaba lenta y rápidamente hacia su objetivo, aquella que fuera su presa estaba acorralada y sin escapatoria, pues a menos que tuviera el valor para saltar del tejado, el Bufón no podía ir a mas ningún lado... La altura le ocasionaba a el Bufón dolores de cabeza, por ello se limitaba a mantenerse en la orilla de el tejado, mas no miraba hacia abajo, el Bufón miraba a el Mago y sentía como este le sonreía por debajo de la máscara, el Mago se detuvo justo en frente de el Bufón, quien sentía como su propio aliento le golpeaba en el rostro tras rebotar de la máscara de el Mago.

  • Eres un cobarde asqueroso... ¡¿Porque no te quitas la máscara?! ¡Maldito cobarde! — pregunto y exclamo el Bufón, desafiando a el Mago.
  • Bajo esta máscara hay mas que una simple persona, señor Bufón, ¿que es lo que espera ver? ¿Algún rostro conocido? — pregunto el Mago —. De antemano le informo, que en este momento estoy tan sumergido en un oscuro averno, tan hundido en un pozo espectral y tan infestado de odio y maldad... Que estoy totalmente irreconocible ante usted y cualquiera que intente reconocerme.
  • Vamos pues, quitatela si eres capaz... Despojate de ella y dame la cara — desafiaba el Bufón, hablando entre dientes.

El Mago saco del bolsillo de su chaqueta, el aerosol que el Caballero le había dado y sin mediar palabras le roció gran cantidad del liquido en aerosol en el rostro a el Bufón sin compasión. El Bufón lanzo un alarido de dolor que sin duda alguna alcanzo a petrificar a cualquiera que estuviese a unos pocos kilómetros de ellos, a el Bufón sus ojos le ardían y picaban al mismo tiempo, trataba de mantenerse fijo en la orilla del tejado para evitar caer, pero le resultaba difícil y complicado.

  • Ya no hay humanidad aquí, señor Bufón... Al fin he comprendido lo que soy — dijo el Mago —. Querías ver mi rostro, ¿no? Pues con gusto me veras.

El Mago se quito la máscara que protegía su rostro y su identidad, quedando completamente al descubierto, pero a el Bufón se le complicaba ver el rostro de quien le estaba malogrando gracias a el aerosol que el Mago había rociado en su rostro... Pero un detalle en el rostro de el Mago le llamo la atención, era un lunar...Solo eso alcanzo a identificar.

  • ¡Eres un maldito! — exclamo el Bufón.
  • Pues si, señor Bufón, soy un maldito, llevo en mi una maldición — dijo el Mago, en tono tranquilo.
  • ¡Estas enfermo Mago, en serio lo estas! — gritaba con furia y dolor el Bufón.
  • No se controlan las enfermedades señor Bufón, y yo tengo el control absoluto sobre esto — dijo el Mago, situándose justo en frente de el Bufón.
  • ¡ESTAS LOCO! ¡MALDITO SEAS MAGO! ¡MALDITO! — gritaba el Bufón.
  • Acepto sus maldiciones como múltiples bendiciones señor Bufón... Gracias por ellas — dijo el Mago —. ¿Loco dices? Señor Bufón, la locura es mas que un ligero descontrol de la cordura... La locura señor Bufón, es poder, y aquel que controle su locura controlara un poder realmente fascinante... Si ese es el caso, entonces estoy mas que solamente “loco”.
  • Jajajajajajaja... — rió el Bufón —. Acabas de darme la clave para acabarte... Mago, te juro que algún día voy a obtener mi propia locura... La controlare... Y te destruiré...
  • Jajajajajajaja... ¡Bravo, señor Bufón! ¡Bravo! En ese caso permitame ayudarle... — dijo el Mago en tono gracioso y colocando sus manos en el pecho de el Bufón —. Un hombre muy sabio dijo una vez señor Bufón, que la locura era igual a la gravedad... Solo se necesita, un ligero empujón.

El Mago empujo a el Bufón quien cayo desde el tejado al suelo en micro-segundos, el Bufón lanzo gritos y alaridos de dolor al golpearse contra el pavimento, el Mago le miro triunfante desde arriba, sonriente al saber que había cumplido su cometido y que había completado con éxito su misión. Las puertas de un par de casas se abrieron y antes de que los residentes salieran a la calle el Mago desapareció.

27-06-2014
06:48 PM

  • Usted no cree en fantasmas, ni espíritus, ni demonios, ni maldiciones, ni hechizos, su alteza... — decía el Caballero —. ¿Que pretende?
  • Solo pretendo verlo feliz Caballero, eso es todo lo que me importa — respondió la Reina.
  • ¿Como entender el misterio que le rodea? — pregunto el Caballero.
  • Hay cosas Caballero, que no pueden ser entendidas... Y yo misma soy una de esas cosas — respondió la Reina.
  • Somos un equipo Reina... Estamos juntos en esto — dijo el Caballero, colocando una mano en el hombro de la Reina.
  • Eso lo se Caballero... Pero el Mago es muy importante para mi, no sabes cuanto me importa, solo quiero verle feliz — dijo la Reina.
  • Reina, no te des esa tarea tan complicada... — dijo el Caballero.
  • Lo haré feliz aunque este en el mismo infierno, eso lo juro Caballero — dijo la Reina.
  • Su majestad... Entiendo muchas cosas... Pero el Mago es una caja de secretos, el oculta muchas cosas... Dudo que el pueda ser feliz por toda una eternidad... — dijo el Caballero —. Ademas, cuando sepa que le esta mintiendo... Le va a odiar.
  • Hay mentiras Caballero, que valen la pena decir... Si me estoy condenando a su odio en un futuro pues empezare a disfrutar de su felicidad en este tiempo — dijo la Reina —. Créeme... Estoy dispuesta a soportarlo todo... Todo por el.
  • Señorita Reina... No puedo creer lo que mis oídos están oyendo en estos momentos... — dijo el Caballero, esbozando una sonrisa.
  • Esta demente, eso es claro... Pero lo que siento por ese demente es aun mas intenso que su propia locura — dijo la Reina.

27-06-2014
11:15 PM

  • Hasta que por fin apareces, Mago... — decía la Reina —. El Caballero ya se fue, dime, ¿que sucedió?
  • Tranquila Reina... El Bufón ya no sera un problema para la Orden, me encargue de el... Es un fénix que jamas resurgirá de sus cenizas — respondió el Mago —. Ahora vamos a recuperar nuestra pagina.

El Mago se sentó en su ordenador y empezó a abrir programas y aplicaciones que el mismo había diseñado.

  • ¿Hackearas la pagina? — pregunto la Reina —. ¿Te vas a hackear a ti mismo?
  • En efecto,Reina mía — respondió el Mago.
  • Pero Mago... Eso es imposible, no puedes — dijo la Reina.
  • Nada es imposible y tu lo sabes — dijo el Mago en respuesta.
  • Pero... No... ¿Como lo haras? Tu colocaste una protección en la pagina bastante segura... Es imposible — dijo la Reina.
  • Sabes de casualidad Reina, ¿que pasaría si el martillo mas pesado de el universo se llegara a enfrentar al escudo mas solido de el universo? — pregunto el Mago.
  • Si... Creo... Ambos se romperían — respondió la Reina.
  • No Reina... El combatiente mas hábil usara sus habilidades para desarmar a el otro, ¿ahora lo entiendes? En igualdad de condiciones solo prevalece la estrategia — dijo el Mago a la Reina quien veía anonadada como un montón de números y códigos aparecían en la pantalla de el ordenador de el Mago —. ¿Cree en la magia, Reina? Yo creo que la magia existe... Creo también que la magia es una llave maestra capaz de abrirnos cualquier puerta.

La Reina se quedo perpleja y sorprendida cuando vio que el Mago logro entrar a Farándula por la calle, había recuperado el control de la pagina en pocos minutos.

  • Vaya... Cada día me sorprendes mas, Mago — dijo la Reina, sonriéndole a el Mago cariñosamente.
  • No me subestimes Reina... Cree en mi — dijo el Mago en respuesta.
  • Oh no... No lo hago, no te subestimo, nunca he dicho que hago eso Mago... Realmente creo que tu puedes hacerlo todo — dijo la Reina.
  • Entonces cree en mi — dijo el Mago, sonriendo.
  • Lo hago... — dijo la Reina —. En realidad, creo que lo único que hago mejor es creer en ti.
  • Muchas gracias Reina — dijo el Mago.

Ambos se miraron fijamente a los ojos el uno a el otro.

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