martes, 16 de diciembre de 2014

Un trago más.

14 de diciembre del 2014, 2:31 am. 

 Suele ser extremadamente triste, el hecho de que, la chica que te gusta te rechaza por alguna estúpida razón... Pero, suele ser mucho más triste, el hecho de que, la chica que te gusta te rechaza por ninguna razón... O al menos es eso lo que te hace creer.  La última vez que necesite tomar un buen trago... A ver, ¿cuando fue? Hace mucho tiempo, sí. Recuerdo claramente las fallas en mis antiguos amoríos. Un hombre cuerdo en promedio, suele necesitar mínimo un par de docenas de tragos para desahogarse en solitario. Pero un hombre como yo no necesita eso. A veces tan solo necesitamos un trago y una buena compañía... Y con buena compañía me refiero claro, a un buen amigo que te entienda. Mi problema es que mis amigos no existen, o bueno... Son imaginarios quizá. Quizá están en mi cabeza. Quizá estoy loco. O quizá yo los imagino en mi cabeza, pero no por locura, sino por necesidad. 

 Bar - "El libro abierto"

 Que curioso nombre para un bar - Pensé mientras cruzaba la entrada del local.

Una vez adentro, me limité a mirar a las personas que ahí habían. Sentados en la barra, estaban solo dos chicos, uno de ellos de tez morena, alto y de contextura atlética. De hombros anchos y brazos muy bien definidos. El otro por su parte, tenía una contextura similar al primero aunque era más bajo de estatura. Mientras que en una mesa alejada un tipo con traje elegante tomaba tragos solos, quise acercarme, pero quise a la vez, entender su distanciamiento del resto como "un deseo de estar solo",así que me limité a quedarme de pie un par de minutos y luego caminé hacia la barra. Me senté justo al lado del chico alto, quién me miró detenidamente.

- Necesito un trago... - Le dije casi en silencio al cantinero.
- ¿Un trago de qué, mi amigo? - Respondió siendo simpático.
- Antídoto para el mal de amor estaría bien, por favor - Respondí con un tono un tanto desairado.
-  Jajajajajaja - Rió el cantinero -. El antídoto para el mal de amor amigo mío, es algo que no se consigue aquí - Dijo en referencia al estante donde estaban colocadas la gran mayoría de sus botellas -. Sino aquí - Continuó mientras señalaba mi pecho.

 Sonreí y le pedí un simple trago de whisky. El chico alto que se encontraba sentado a mi lado continuaba mirándome, lo cual me ponía extremadamente nervioso. 

- Va, colega... Será mejor que te detengas. Estás poniendo al chico un tanto nerviosillo tío - Dijo el chico más bajo, con un relajado acento español.
- ¿Nervios? - Preguntó el chico alto, con un tono un tanto frío -. Ese es el problema con los humanos - Continuó autorespondiendose -. No se permiten tener el control sobre ellos mismos.
- No le hagas caso a este tío, lleva un par de tragos encima y este pringao se cree un ángel, o peor - Me dijo el chico de baja estatura y acento español -. Eh por cierto, ¿de casualidad tienes nombre? - Me preguntó.
- Javier Barreto - Respondí tranquilo, mientras tomaba del vaso que me había servido el cantinero -. ¿Ustedes?
- Hugo Olivera Castro - Me dijo el chico de acento español -. Pero los colegas me llaman Hache - Dijo sonriendo y pidiendo un par de tragos más.
- Mi nombre es Patch - Respondió el chico alto -. Patch Cipriano, claro.
- Un placer, Patch y Hache, un placer - Dije en respuesta a sus presentaciones.
- ¿Que te trae por aquí, Javier? - Preguntó Patch.
- No lo sé - Respondí.
- Una chica, eso es seguro - Dijo Hache mientras tomaba de su trago.
- No, no es la chica... Es el rechazo de una - Dijo Patch, como si el, incluso me entendiera mejor que yo y lo cierto, es que hasta el momento lo hacía.
- Quizá - Respondí cortante, intentando eludir el tema.
- Ese es el problema de la atracción entre humanos... - Continuaba Patch -. Nunca sabes si será correspondida.
- Esa frase parece sacada de un libro tío - Dijo Hache, mirando a Patch un tanto extrañado.
- Es correcto, del mío - Dijo Patch en respuesta, tomando un trago a fondo blanco -. ¡OTRO TRAGO CANTINERO!

 Sonreí ante la situación, pues lo correcto era, que Patch estaba en lo correcto. Los tres giramos nuestras cabezas hacia la entrada del Bar pues, un chico había entrado. El chico era de estatura media, de aires rubios, tez blanca y ojos claros.

- ¡Eh, Gus! - Gritó Hache -. ¡Ven a tomarte un trago con nosotros colega! - Continuó gritando Hache.

 Gus sonrió, caminó con un paso bastante brusco hacia la barra, y se sentó a mi lado. Me miró, sonrió, y se presentó.

- Augustus Waters... Pero prefiero que me digan Gus - Dijo Gus sonriendo tranquilamente -. ¿Que te trae por aquí? Nunca antes te había visto.
- Javier Barreto - Respondí -. No lo sé, solo... Llegué.
- Javier está despechado - Añadió Hache, mientras golpeaba la barra con su vaso vacío -. Le han rechazado - Susurró.
- Suele ser entendible - Dijo Gus, sacando un cigarrillo y colocándolo en su boca sin encenderlo.
- ¿Es una metáfora? - Pregunté.
- En efecto - Dijo Gus, ofreciéndome sacar un cigarrillo de su caja .
- Yo tengo la mía... Una metáfora claro - Le dije mientras sacaba uno y le devolvía la caja a Gus.
- Me gustaría saber si puedo entenderla - Dijo Gus un tanto curioso.
- Yo también... - Dije suspirando.
- ¿Tu metáfora? - Preguntó Gus.
- No... A su ángel - Respondió Patch.
- Si te duele, déjalo salir - Me dijo Gus, dándome un par de palmadas en la espalda -. Así es el dolor, el demanda ser sentido.
- ¿Cual fue su problema? - Preguntó Hache.
- No lo sé... Y en serio me gustaría saberlo - Respondí tomando un trago a fondo blanco.
- ¡Buh! - Exclamó Patch.
- ¿Que le hiciste? - Preguntó Gus.
- Intenté enamorarla - Respondí.
- Quizá ese fue el problema - Dijo Hache.
- ¿Intentar y no lograr? - Preguntó Gus.
- No - Respondió Hache tomando un trago -. Probablemente fuiste demasiado cursi.
- Lo dice el tipo que declaro su amor pintando "Tu y yo a tres metros sobre el cielo" en un puente - Dije mientras todos reían -. Lo curioso de estas cosas mi amigo - Continué, poniéndome serio y tomando otro trago de whisky -. Es que te hacen hacer cosas que jamás creíste que harías.
- Bien dicho - Dijo Gus.

 Continuamos tomando y charlando, me dediqué a oír las historias de cada uno de ellos. Hasta que la puerta del local nuevamente se abrió y dos chicos más entraron. Uno de los chicos se despojó de su chaqueta, dejando al descubierto un cuerpo de típico luchador atlético y cubierto de tatuajes. Su cabello estaba casi a rapas. El otro se acercó a la barra mientras el primero le seguía.

- Va, ¿que nos hemos puesto de acuerdo sin saber? - Preguntó Hache.
- Puede ser - Respondió Gus, sonriente.
- Esto no es normal - Respondió Patch.
- Vaya... Pero chicos... Cuanto tiempo - Dijo el chico que se había acabado de despojar de su chaqueta al entrar al bar.
- La leyenda del ring - Dijo Hache mientras estrechaba su mano con la del chico.
- El mítico de las calles - Dijo el chico en respuesta -. Pero cuanto tiempo.
- ¿Que ha sido de ti, Travis? - Preguntó Gus.
- Todo ha sido exageradamente normal - Respondió Travis -. ¿Un chico nuevo? - Preguntó.
- Se llama Javier - Respondió Patch.
- Y esta despechado - Añadió Gus.
- Le han rechazado - Susurró Hache.
- Estoy aquí, pandilla de patanes - Dije en defensa.
- El osado está en silencio - Dijo Gus.
- ¿Que hay de nuevo Cuatro? - Preguntó Hache.
- Bueno, hice un nuevo amigo, al igual que ustedes - Respondió Cuatro.
- ¿Quién? - Preguntó Patch.
- ¿Ven el tipo de traje y corbata en aquella mesa? - Preguntó Cuatro en respuesta -. El que está solo, sí, el.
- ¿No es el multimillonario? -preguntó Hache.
- En efecto - Respondió Cuatro -. Su nombre, es Christian Grey, y es extremadamente extraño que esté solo.

 Cuatro nos pidió un momento y se fue a sentar con el señor Grey. Travis sonrió y se sentó al lado de Gus. Pidió un servicio de tragos para todos y me preguntó.

- ¿Cual es el problema con tu chica? ¿Por que te rechazó? - En tono curioso.
- Si lo supiera estaría intentando repararlo - Respondí.
- Lo creas o no, algunas veces no hace falta un maldito error para ser rechazado - Dijo Travis mientras se tomaba todo el contenido de su vaso.
- Yo digo que la verdad es, que no sentía nada por ti - Dijo Patch en tono frío.
- Supongo... - Dije con total desaire.
- Lo dije una vez, y lo repito... - Continuó Patch -. Está escrito que la verdad duele - Dijo mientras vaciaba en su boca el contenido de su trago.
 - La verdad es como un animal salvaje, si no tienes cuidado puede atacarte y lastimarte - Dije.
- Así es, no se puede ocultar - Dijo Cuatro, integrándose al grupo -. Como un animal salvaje, la verdad, es demasiado poderosa para mantenerse encarcelada... Tobías Eaton, un placer - Interrumpió Cuatro -. Pero puedes llamarme Cuatro, chico nuevo.
- Un placer, Cuatro, mi nombre es Javier - Dije en respuesta.
- Mi amigo, el señor Grey, nos invita cordialmente a todos a su mesa - Dijo Cuatro.

 Gus me miraba levantando sus cejas y sonriendo. Hache, Patch y Travis fueron los primeros en levantarse de la barra. Gus se levantó después de mí y todos nos dirigimos a la mesa del señor Grey.

- Caballeros - Nos dijo el señor Grey a modo de bienvenida -. ¿Apetecen sentarse?
- Bueno, ya estamos aquí - Dijo Patch -. Tomaría como... Falta de educación el no sentarnos - Continuó.

 Todos nos sentamos en la mesa junto al señor Grey mientras este pedía un servicio del mejor whisky para todos. 

- Nunca te había visto por aquí, chico - Me dijo el señor Grey.
- Es Javier, el chico nuevo - Dijo Patch.
- Si, y está despechado - Añadió Gus.
- ¡Le han rechazado! - Exclamaron al unísono Hache y Travis.
- ¿Que acaso son un coro? - Pregunté.
- Bueno, chico... Hablame de tu chica - Me dijo Christian.
- Ni siquiera sé si es mía - Dije.
- Lo malo del rechazo es que corta tus esperanzas - Dijo Gus.
- Lo malo de tener las esperanzas cortadas es que sabes que te han lastimado - Añadió Travis.
- Los humanos y su vulnerabilidad... Es por eso que salen lastimados - Añadió Patch.
- ¿Cual fue tu error, Javier? - Preguntó Christian.
- Tal vez mi error fue intentar entenderla - Respondí dejando en blanco el fondo de mi vaso.
- Tal vez ese sea el detalle, "intentar" - Añadió Cuatro.
- Tal vez lo lograste, y eso le molestó - Añadió Gus sonriendo.
- Gus tiene razón, hay chicas tan difíciles de entender que, cuando al fin las entiendes su orgullo les impide aceptarlo - Añadió Travis tras vaciar su vaso de golpe.
- Probablemente Javier... - Decía Christian -. Tu chica solo necesita un par de azotes - Terminó.

 Todos rieron de manera descarada mientras miraban a Christian de manera exagerada. 

- Probablemente esta conversación no termine aquí... ¿O sí? - Pregunté antes de pedir un trago más.

Continuará...


Nota: Cualquier parecido con algo conocido es mera coincidencia.