sábado, 27 de septiembre de 2014

El origen de la Orden - Capitulo 9 "¡Dragón a mi!"



20-08-2014
02:34 AM

  • ¿Quién eres? — le preguntó uno de los policías a el Mago, quien solo permanecía en silencio, con la mirada fija en el vacío.
  • Debe ser alguien muy importante en secreto... Terrorista tal vez... El hijo de algún jíbaro con dinero — comentó el otro policía —. O tal vez sea solo un niño mimado.
  • De cualquier manera, es mucho dinero para una sola persona — dijo el primer policía —. ¿Porque actuaste así? ¿Porque lo hiciste? Lo que le hiciste a ese chico fue realmente espantoso.

El Mago levantó su mirada e hizo contacto visual con el policía, le miró fijamente a los ojos por un par de minutos y luego dejó escapar una sonrisa.

  • ¡¿TE ESTAS BURLANDO DE NOSOTROS?! — gritó el segundo policía —. Te voy a matar, ya verás.

El segundo policía se trató de acercar bruscamente al Mago, pero el primer policía le detuvo colocándole su brazo en el pecho y ladeando su cabeza de un lado a otro.

  • Ya vienen a buscarlo, traerán el dinero... Sera mejor que te controles o nos vamos a quedar con las manos vacías — dijo el primer policía mientras retenía al otro, usando una mano.

Los policías cerraron las compuertas de la patrulla, luego de bajarse de ella para mantener encerrado a el Mago, quien miraba medio decepcionado de si mismo, los restos de su máscara a un lado de el.
Afuera, ambos policías hablaban entre si, quejándose del frío que les arropaba.

  • ¡Maldito frío! — exclamó el segundo policía —. Me hace falta un maldito cigarrillo, este oxígeno me esta matando... ¡NECESITO HUMO!
  • Relajate amigo, cuando traigan el dinero por este pequeño... Lo que sea... Te brindo una caja — dijo el primer policía mientras le daba palmadas a el otro en el hombro.
  • ¿Porque aceptar una caja brindada, cuando puedo comprarme dos? — preguntó el segundo policía, mientras levantaba sus cejas rápidamente.
  • Porque de esa manera tendrías tres cajas... Y una de ellas llegaría gratis — respondió el primer policía.

Ambos policías se miraron sonrientes. Luego rieron de manera descarada mientras le daban golpes al vehículo de patrullaje en donde se encontraba el Mago. El Mago, no luchaba por liberarse, solo se dignaba a mirar los restos de su máscara tirados a un lado de el.

20-08-2014
03:11 AM

El Mago había dejado de mirar los restos destruidos de su máscara solo para “divertirse” viendo a los policías jugar: piedra, papel o tijeras. Al cabo de varios minutos, desvió su mirada al horizonte oscuro, el cual se vio interrumpido por un par de faroles. El Mago supo entonces que venían por el. Cuando la furgoneta se detuvo a varios metros del vehículo de policía en el cual el Mago estaba, el segundo policía desenfundo su arma de reglamento y la mantuvo en sus manos. El Mago hizo un mínimo esfuerzo, estando de rodillas, para quedar agachado y con las manos esposadas pero frente a el, y luego se acerco a la ventana lo mas que pudo para mirar. La puerta del copiloto fue la primera en abrirse y el Caballero descendió de la furgoneta, con su chaqueta de cuero oscuro y su antifaz cubriéndole el rostro, llevaba en sus manos un bolso blanco que podía distinguirse de muy lejos. La puerta del piloto se abrió, y un hombre de mediana estatura, calvo, fornido y un candado de vellos canosos en su rostro dibujado, descendió del vehículo. El Caballero y el hombre calvo se acercaron a donde se encontraban los policías. Tras ello, el segundo policía se dirigió al Caballero.

  • ¿Esta todo? — pregunto con voz calmada, tratando de que permaneciera serena pero aún así, se notaba ansiosa de por si.
  • Por supuesto — respondió el Caballero, usando un tono frío en su voz, el cual denotaba una tranquilidad absoluta en el.
  • ¿Quienes son? — pregunto el primer policía —. ¿Una secta? ¿Terroristas? ¿Jíbaros?
  • Eso no es importante — respondió el hombre calvo —. No hay nombres, no hay nada.... Excepto dinero y nuestro amigo de por medio.
  • Sino nos dicen quienes son, el trato no va — dijo el primer policía.
  • Bien, entonces el trato no va — dijo el hombre calvo, ante la mirada atónita del Caballero —. A fin de cuentas, nuestro amigo ya se ha escapado.

Ambos policías giraron por completo sus cuerpos en dirección hacia la patrulla y vieron a el Mago aún asomado por la ventana, mirándoles sonriente. Los policías se miraron confundidos y luego se giraron hacia el hombre calvo y el Caballero, quienes se habían acercado súbitamente a ellos.

  • ¿Que paso? — pregunto el primer policía, algo enojado —. ¿Que pasa con ustedes? ¿Están todos dementes o algo por el estilo?
  • Algo por el estilo, claro esta — respondió el tipo calvo y fornido.
  • Bueno... Pongamos fin a esto de una buena vez... El dinero, ¡AHORA! — gritó el segundo policía.

El Caballero abrió el bolso y dejo caer muchas pacas de billetes en el suelo, ambos policías le miraron desconcertados.

  • ¿Que es esto? — pregunto el primer policía.
  • Su dinero — respondió el tipo calvo.
  • ¿Tirado en el suelo? — pregunto el primer policía, esta vez bufando.
  • El dinero es suyo, pero el bolso es nuestro — dijo el Caballero en respuesta —. Tómenlo de una buena vez y dejen a nuestro amigo en paz.

El segundo policía a diferencia del primero no se sintió humillado, ni mucho menos, sino todo lo contrario, sonrió de manera relajada y enfundo su arma. El primer policía abrió las compuertas de la patrulla y desenfundo su arma, miro a el Mago con una mirada algo nerviosa, pues el hecho, de que el Mago halla cambiado su posición y se encontrara casi de pie; y justo frente a el, le hacía sentir un tanto incómodo, el policía sujeto a el Mago de su suéter y lo condujo hacia donde se encontraba el Caballero y el otro individuo, el calvo y fornido. Los labios de el Caballero temblaron al ver a el Mago con heridas verosímiles en su rostro. Frunció el ceño, con el rostro sudoroso. Apretó con fuerza sus puños y trato de acercarse a los policías, pero se detuvo al sentir la mirada de su acompañante sobre el. El Caballero se giró, miro al tipo calvo ladear su cabeza, haciéndole entender que no debía hacerlo.

  • ¡ARRODILLATE! — exclamó el primer policía, mientras apuntaba a la nuca de el Mago con su arma de reglamento.

El Mago miró a el Caballero, quien con su mirada le hacía entender que todo estaba bien. Luego miro a el tipo calvo, quien sin pensarlo dos veces le sonrió, no era mas que una mera sonrisa curva y torcida, que denotaba demencia y locura. Luego, el Mago giró su cabeza en dirección hacia la furgoneta en la cual el hombre calvo y el Caballero habían llegado, trataba quizá de distinguir alguna figura desde adentro de esta, pero el papel ahumado evitaba e impedía todo tipo de contacto visual, pero el Mago sabía muy bien que alguien estaba ahí. Dio varios pasos hacia el Caballero y luego se detuvo, justo en el medio de entre los policías y del “equipo de rescate”.

  • ¡ARRODILLATE! — volvió a exclamar el policía, pero esta vez gritando un poco mas fuerte.

El Mago, le miró girando un poco su cabeza, justo por encima de su hombro y luego levantó su mirada al cielo, era una madrugada tétrica y melancólica, pues la luna no iluminaba con su presencia ya que estaba ausente y en el vasto cielo no se divisaba alguna sola estrella, mas sino, única y exclusivamente oscuridad, como si la luz se hubiera ido de ese lugar, como si solo oscuridad, y mas oscuridad fuera lo único que se pudiera encontrar y nada mas.

  • ¡ARRODILLATE! — volvió a exclamar el policía, usando esta vez una voz compulsiva en todo su esplendor.

El Mago cerró los ojos y sonrió. Le quitó la fuerza primero a su pierna derecha, y se dejó caer sobre su rodilla, lanzando un silencioso quejido al golpearse contra el suelo. Luego le quitó la fuerza a su pierna izquierda y se dejó caer al suelo. Ya de rodillas en el suelo, el Mago abrió los ojos y se dedico a mirar directamente en dirección a la furgoneta.

  • O dicen quienes son... O su amigo se muere — dijo el policía en tono serio, mientras apuntaba a el Mago.

En menos que un par de micro-segundos la puerta del copiloto de la furgoneta se volvió a abrir, y la Reina salió de esta, corriendo en dirección hacia donde todos se encontraban. El Mago le miró, abrió su boca con intención de gritar, o decir algo, pero el policía que le apuntaba se le adelantó en romper el silencio.

  • ¡ALTO! — gritó con fuerza y furia.

La Reina se detuvo a varios pasos por delante de el Caballero.

  • ¡¿QUIENES SON?! — grito el policía.
  • Yo... J... ¡CABALLERO! — gritó la Reina tras haberse girado a mirar a el Caballero y luego a el Mago, quizá tratando de formular algún nombre... El de ella, el del Mago, el del tipo calvo, o el del Caballero.

El Caballero, tomó a la Reina con fuerza y la abrazó para sujetarla, colocándose luego el tipo calvo delante de ellos.

  • ¡SIN NOMBRES DIJE! — gritó el tipo calvo —. Somos gente mala haciendo el bien, y gente buena haciendo el mal.

Los policías se miraron el uno a el otro.

  • Fue suficiente... — dijo el segundo policía —. ¡MALDITA SEA, YA TUVE SUFICIENTE, SOLO COLOQUEN EL MALDITO DINERO DENTRO DE LA PATRULLA Y YA!

El Caballero sujetaba a la Reina con fuerza, quién no oponía resistencia alguna, ni podía, ni quería sujetarse al parecer.

  • Pues vengan a tomarlo, ahí esta su dinero — dijo el tipo el calvo, en tono tranquilo mientras señalaba el montón de dinero.
  • Ya tuve suficiente — dijo el segundo policía, mientras abría las compuertas del vehículo de patrullaje.

Mientras el primer policía aún apuntaba a el Mago, quien yacía arrodillado, el segundo policía camino desesperado hacia el montón de billetes tirados en el suelo y se agacho para recogerlos. Tomo varias pacas, todas de 100 bsf y las arrojó dentro de la patrulla. El Mago, el Caballero, la Reina, el tipo calvo, y el otro policía, solo se dedicaban a mirar. El policía fue aumentando rápidamente la velocidad con la que ejecutaba dicha acción. Tras un par de minutos lentos, logró tirar todas las pacas de dinero dentro de la patrulla.

  • Te falto una — dijo el tipo calvo, con una voz fría.

El policía le miró incrédulo. El tipo calvo sonrió, y sacó de su bolsillo, un ultimo fajo de billetes, todos de 100 bsf pero esta, era el triple de grande en comparación con las otras.

  • ¿Y bien? — preguntó el tipo calvo —. ¿No va a venir por su dinero, señor oficial?

El policía no esperó, y camino rápidamente hacia el tipo calvo, quien le esperaba con una limpia sonrisa y la mano tendida, ofreciéndole el fajo de billetes. El policía se detuvo justo en frente de el, a un paso o un poco más, luego sujetó el fajo de billetes con su mano izquierda, sin embargo, cuando este trató de jalarlo, el tipo calvo no lo soltó. El policía levantó la mirada y miró al tipo calvo directamente a los ojos, ambos se miraban fijamente el uno al otro. En su rostro, se notaba que el policía estaba nervioso, su frente y sus manos sudaban cual grifo bien abierto, sus ojos se estremecían y; sus labios temblaban y vibraban. El tipo calvo, por su lado, no demostraba muestra alguna de algo en su rostro, se mantenía completamente firme, sin sudar y sin temblar tan siquiera un poco. El policía jaló con un poco mas de fuerza, pero cuando lo hizo, el tipo calvo realizó una maniobra arriesgada, pero con la suficiente habilidad y seguridad, como para terminar con el cuello del policía entre sus brazos, en estado semidormido y sin oponer resistencia, debilitándose de a poco, cada vez más.

  • Cuidado con lo que haces — dijo el primer policía en tono amenazante, mientras le quitaba el seguro a su arma, la cual no dejaba de apuntar hacia el Mago.
  • Ustedes fueron los que debieron tener cuidado, no nosotros— dijo el tipo calvo, en tono serio.
  • Sube a la patrulla, ahora — le dijo el policía a el Mago.

El tipo calvo le guiño el ojo al Mago, lo cual pareció ser mas que suficiente para que este comprendiera lo que ahora venía del plan. El Mago dejó esbozar una sonrisa, y acto seguido se puso de pie, se giró hacia el policía y le miró directamente a los ojos.

  • ¿Cree en la magia, señor policía? — le pregunto el Mago en tono chistoso —. Yo creo en la magia del miedo... Esa clase de magia, a la que nadie se le puede ocultar... Tememos señor policía solo a aquello que no controlamos... Ahora que se, que usted tiene miedo y yo no... Estoy seguro de que le controlo.

  • ¡Cierra el pico! — exclamó el policía —. Ahora sube a la patrulla de una buena vez.

El Mago subió a la patrulla, sonriendo plácidamente. Se sentó encima de los billetes sin quitarle nunca la mirada al policía de encima. El policía cerró las compuertas del vehículo bruscamente y corrió hacia la puerta delantera del piloto, pero al intentar abrirla alguien se le adelantó, y la abrió desde adentro con fuerza, golpeándole y derribándole.

  • ¡Argh! — gruñó al golpearse contra el suelo.

El policía levantó su mirada hacia el piloto y vio a un hombre sentado en dicho asiento, ambos se miraron a los ojos. La mirada azulada del oficial no rivalizaba en lo absoluto con la mirada verde y agresiva del hombre que yacía sentado en el vehículo que el solía manejar. Aún así, ese par se miraba fijamente, debieron haber sentido que el mismo tiempo se detuvo para ambos, supongo. Tras varios minutos, el silencio se rompió.

  • Pregunta importante... — dijo el tipo que estaba sentado en el asiento del piloto —. ¿Porque aún no has disparado?

El policía solo hizo un silencio lacónico y al hacer de nuevo contacto visual con el sujeto, luego de haber bajado la mirada, respondió.

  • Porque lo que sea que sean ustedes... Yo quiero entrar — dijo de golpe.

El Caballero y el tipo calvo se giraron hacia ellos mismos, y se miraron confusos entre si.

  • Eso no me lo esperaba — dijo quien yacía en el asiento del piloto.
  • Se que hay mucho dinero de por medio y... — decía el policía.
  • No se trata de dinero — interrumpió el Mago, en tono alto.

El hombre que estaba sentado en el asiento del piloto, descendió cómodamente de el vehículo y le ofreció al policía su mano, para ayudarle a levantarse.

  • Libera a el Mago — dijo el hombre al policía, luego de ayudarle a levantarse.

El policía obedeció sin rechistar, y abrió las compuertas del vehículo. El policía se hizo a un lado para que el Mago descendiera de el y luego le liberó de las esposas. El Mago se dirigió hacia el hombre de mirada verdosa y tras estrecharle la mano, sonrió.

  • ¡Dragón a mi! — exclamó el Mago, en tono burlón.
  • Jajajajaja... Aún no olvidas eso, por lo que veo — dijo el Dragón, en respuesta.
  • ¿Como olvidarlo? Si llevas en una pierna, un tatuaje de un dragón por ello — dijo el Mago, en tono gracioso.
  • Venga ya, olvida eso, eres frustrante — dijo el Dragón.
  • ¿Y que pasa conmigo? — pregunto el policía.

El Dragón y el Mago, se giraron hacia el, le miraron de pies a cabeza. Luego se miraron entre ellos, el Mago asintió y el Dragón le siguió.

  • ¡Pérez! — llamó el Dragón al tipo calvo.
  • Diga patrón — dijo Pérez, tras ir corriendo hacia el Dragón.
  • Suba mi dinero a nuestro vehículo — le dijo a Pérez, el Dragón.
  • Aguarde... Pero... Ese no era el trato — dijo el policía.
  • ¡Cierre el picazo! — exclamó el Dragón, luego sacó de su chaqueta un revolver marca Smith & Wesson y lo apuntó justo en la frente de el policía —-. Ahora, arrodíllese.
  • Esto les va a costar caro — dijo el policía, mientras se arrodillaba.

20-08-2014
04:15 AM

  • ¿Le gustan los cangrejos, señor policía? — preguntaba el Dragón mientras le exhalaba humo de cigarrillo en la cara al primer policía.
  • Son... Son... Son... Unos enfermos — dijo en respuesta el primer policía.
  • Entiendo... ¿Al menos le gusta el mar, no? — preguntó el Dragón.
  • Les va a costar caro... Se los juro — juró el primero policía.
  • Suficiente, Mago — dijo el Dragón, mientras veía como el Mago pateaba con fuerza la cabeza del segundo policía, quien yacía a pocos metros del primero, ambos enterrados en la arena, a la orilla del mar.
  • De acuerdo... — dijo el Mago, quién luego se agachó para colocarse a la altura de el segundo policía y hablarle cara a cara —. ¿Cree en la magia, señor policía?
  • ¡SI! — gritó eufórico el segundo policía —. Si creo en la magia... Tu eres la magia.

El Mago no dijo nada, solo sonrió y luego se giró hacia el Dragón. Ambos comenzaron a caminar hacia la furgoneta, que les esperaba en la carretera. Pero tras dar un par de pasos apenas, el Mago le gritó a los policías.

  • SI YO FUERA USTEDES, SALDRIA RAPIDO DE AHI, SI ALGUN MALEANTE O VAGABUNDO LES VE ENTERRADOS EN LA ARENA, CON SOLO LA CABEZA ASOMADA Y LOS UNIFORMES A UN LADO SUYO... LA VAN A PASAR MUY MAL — dijo gracioso.

El Dragón comenzó a reír a carcajadas y luego rodeó al Mago con su enorme e imponente brazo.

  • ¿Sabes que es lo que me sorprende de ti? — preguntó el Dragón.
  • ¿Que cosa? — respondió preguntando el Mago.
  • Que aún hecho mierda, sigues siendo tu — respondió el Dragón.
  • Al fin lo comprendí — dijo el Mago —. No era la máscara, era yo y solo yo... Este incidente me obligó a despertar de ese sueño en el que era un superhéroe... Es evolución Dragón, yo soy un villano.
  • ¡Ese es mi ahijado! — exclamó el Dragón con orgullo —. Me agrada lo que están haciendo tu y tus amigos, no dudes en teclearme de nuevo si estás metido en problemas... ¿De acuerdo?
  • De acuerdo, de acuerdo... De acuerdo — respondió el Mago, lentamente.

martes, 16 de septiembre de 2014

El origen de la orden - Capitulo 8 "Forjando nuevas alianzas"



09-07-2014
07:48 PM

  • ¿Estas seguro de eso? — preguntaba la Reina.
  • Por supuesto, estoy mas que seguro — respondió el Mago.
  • De acuerdo... Pero... ¿Porque? — pregunto la Reina.
  • Confió en el — respondió el Mago —. Le tengo mucha confianza Reina... Y no tengo intenciones de permitir que le den la espalda si algo llegase a suceder.
  • Estoy consciente de eso... Pero no lo se Mago... No lo se... — decía la Reina en tono inseguro.
  • No tienes porque preocuparte, el ya conoce a el Verdugo y aunque este le destruyo una vez, se mantuvo firme con la Orden, se gano la confianza... Al menos la mía — dijo el Mago.
  • Aun no se ha ganado la mía... Pero el que tu confíes en el le da cierto nivel de mi confianza en la Orden — dijo la Reina —. ¿Que vas a hacer?
  • Forjare una alianza con el — respondió el Mago.
  • ¿Incluirás a alguien mas en ella? — pregunto la Reina.
  • Tal vez... Aunque no creo... La Alianza de los mensajes mágicos solo me incluye a mi y a el Emisario — respondió el Mago.
  • Entiendo... Pues tienen mi consentimiento — dijo la Reina.
  • De acuerdo... Que no se diga mas — dijo el Mago.
  • ¿Sabes? Aun me causa gracia el hecho de que hallan estado involucrados en un escándalo y ahora sean amigos... Jajajajajaja — dijo la Reina en tono gracioso.
  • Lo se... Jajajajaja... Pero confió en el, no te preocupes — dijo el Mago.
  • Ten cuidado Mago... Debemos tener muchísimo cuidado con lo que sea que vayamos a hacer de ahora en adelante... — dijo la Reina.
  • Todo va a estar bien Reina, confiar en el, es confiar en mi — dijo el Mago, sonriéndole a la Reina.

10-07-2014
07:13 PM

El Mago llego al centro comercial Regina, era el dia que había pautado con el Emisario para encontrarse con el, ambos tenían planeado verse, reunirse y forjar juntos una alianza, el Mago confiaba en el Emisario lo suficiente como para revelarle su identidad directamente, al igual que con el Caballero, el Mago sentía que el Emisario era una persona de confianza absoluta para el, a pesar de que ambos se habían involucrado en un escándalo que aun se mantenía encendido. El Mago se detuvo en la entrada a ver a todos los que se encontraban, sabia que no pasaría desapercibido así que suspiro y entro de una vez, dio 5 pasos tras subir las escaleras y de inmediato escucho un grito de alguien llamándolo por su nombre, el Mago esbozo una sonrisa y giro su cuerpo en dirección a el muchacho que le saludaba.

  • Eres tu en tus mejores momentos — saludaba cariñosamente el Mago a el otro individuo.
  • Jajajajaja... ¿Que mas? ¿Como esta todo? — respondió al saludo el individuo.
  • Pues todo bien, ¿y a ti, como te trata la vida? — pregunto el Mago.
  • Oye vale, pues todo fino gracias a dios, me alegro por ti mi hermanito, estabas perdido vale — respondió el individuo.
  • Tu sabes que este sitio no es lo mio... — dijo el Mago, haciendo referencia al centro comercial Regina.
  • Eso lo se — dijo el individuo en respuesta —. ¿Y eso, que haces aquí?
  • Negocios... Vine a una reunión de negocios... Nada mas que eso — respondió el Mago.
  • Jajajajaja... Ya me imagino que clase de negocios son jajajaja — dijo entre risas quien acompañaba a el Mago.
  • Jajajajaja... Pedro, Pedro... No has cambiado nada jajajajajajaja — dijo el Mago, riéndose abiertamente —. Saluda a Raúl de mi parte, ¡Au revoir!Amigo mio.
  • Por supuesto... Seguro amigo... Tu y tus bromas locas como siempre vale, jajajajajajaja — dijo en respuesta y despidiéndose de el Mago, Pedro Miranda.

El Mago subió las escaleras rumbo al primer piso y se compro una barquilla, comenzó a saborearla mientras veía a un par de chicas rubias caminar muy cerca de el, sonrió al reconocer a una de ellas y les siguió entre uno de los pasillos, una de las chicas entro a una tienda y la otra quedo afuera, la chica que se quedo afuera era aquella a la que el Mago había reconocido, el Mago se paro al lado de la chica mientras continuaba comiéndose su barquilla, la chica se agacho a acariciar a un pequeño cachorro y el Mago le hablo.

  • Linda Fabiana... ¿Siempre eres así de tierna? — pregunto el Mago —. Te juro que solía pensar que eso era solo en tu cara.
  • ¿Dices que soy tierna de cara? — pregunto la chica sin girarse.
  • Hermosa de cara y tierna... Yo diría que si, tal vez un poco — respondió el Mago.
  • Tu casi nunca vienes... ¿Que haces aquí? — pregunto la chica sonriéndole, y al girar su mirada hacia el Mago exclamo —. ¡AY YO QUIERO!

El Mago le ofreció su brazo y ambos se dirigieron a comprar una barquilla para la chica.

  • ¿Entonces no me dirás que haces aquí? — pregunto la chica.
  • Lo mismo que tu... Saboreo algo dulce, delicioso y frio — respondió el Mago.
  • Tu aquí... Eso es bastante extraño... No se, hay algo que no me cuadra — dijo la chica.
  • Oye... Yo solo paseo, en serio — dijo el Mago mientras le sonreía.
  • Ujum... Ujum... Supongamos que te creo — dijo la chica mirándole de manera incrédula.
  • Tierna Fabiana, solo estoy aquí de paseo, hablo en serio — dijo el Mago mientras le miraba y sonreía.
  • ¡FABIANA! — grito la hermana de la chica desde lejos.
  • Mira, viene Fabiola — le dijo el Mago a la chica —. Nos vemos luego Fabiana Alejandra.

Luego de haber mantenido una breve conversación con Fabiana Sergio, el Mago bajo nuevamente a la entrada de el centro comercial Regina, ya era el momento de encontrarse con el Emisario, El Mago le miro de lejos, estaba acompañado por una chica, sin dudarlo dos veces el Mago se acerco a el y le abrazo colgando su brazo alrededor del cuello de este.

  • Ven, debemos hablar sobre algo importante — le dijo el Mago a el Emisario en voz baja.
  • Dame un momento ya va, ¿pero que paso? — pregunto el Emisario.
  • Solo ven, en serio es importante — dijo el Mago en respuesta.
  • Esta bien... Vamos pues — dijo el Emisario.

El Mago y el Emisario caminaron hasta el fondo de el centro comercial Regina, el Mago iba adelante, buscando un lugar seguro para revelar su identidad, mientras subían las escaleras el desespero de el Emisario por tener conocimiento sobre aquello que el Mago le diría, gano.

  • ¿Que es eso de lo que quieres hablar? — pregunto el Emisario.
  • Emisario... — dijo el Mago, sonriendo.
  • ¿Cuantas veces quieres que te diga que yo no soy el Emis... — decía el Emisario.
  • SOLO QUIERO HABLAR DE NUESTRA ALIANZA — dijo el Mago en tono alto e interrumpiendo a el Emisario.

El Emisario pareció sorprenderse de momento, se quedo perplejo, viendo a el Mago, estaba realmente atónito y anonadado por lo noticia que le estaban dando, no podía creer que este era el Mago.
Tras un par de segundos, el Emisario sonrió, frunció el ceño y ladeo su cabeza varias veces.

  • Yo sabia que tu estabas ahí.. Yo sabia... — dijo el Emisario sin poder contener su risa.
  • Yo también sabia que tu estabas ahí — dijo el Mago, riendo.
  • ¿En serio eres hacker? — pregunto el Emisario.
  • Esa es una pregunta que no se responde... Sino que se demuestra — dijo el Mago en respuesta —. Ven, charlemos un rato Emisario.

El Mago y el Emisario se sentaron en las escaleras a hablar, a el Emisario ya parecía no sorprenderle el conocer la identidad de el Mago.

  • Entonces... ¿Que? — pregunto el Emisario.
  • ¿Hay algo que quieras saber? ¿Tienes alguna duda con respecto a la Orden? — pregunto en respuesta el Mago.
  • Cuéntame todo, no seas así... — respondió el Emisario —. Quiero saber si mis sospechas son ciertas... Una si, aunque te juro que no pensé que tu fueses el Mago... Si te soy sincero pensaba que eras Christian Totesaut.
  • De acuerdo... Te contare lo que pueda y pues... Ves que no soy el jajajaja... — dijo el Mago, riendo —. No hay una Reina, es un Rey, el chico esta muy bien metido en el papel... Ya sabes, eso de “las mujeres mandan”, mola y es cierto, las mujeres son autenticas lideres para todo.
  • Interesante... Muy inteligente... Un hombre que aparenta ser mujer... Eso elimina toda sospecha... La verdad no pensaba que fuera así... O sea, todos piensan que es una Reina pero... Es un hombre... Con razón — dijo el Emisario, sorprendido al saber eso —. Es que nadie tiene una mente como la de la Reina... Nadie... Ninguna chama si te pones a ver... Pudo ser cualquiera pero no... Ahora sabiendo que es un hombre pues esta muy difícil.
  • Nunca juzgues a un libro por su portada... Nunca... — dijo el Mago, tratando de contener la risa —. Tampoco hay una Dulce Princesa, es un Dulce Príncipe.
  • ¿DE PANA? — pregunto en tono alto el Emisario —. O es homosexual o es un gran actor... Porque el papel de mujer le queda... You...
  • Sep — dijo el Mago, reteniendo con fuerza la risa entre sus dientes —. Tampoco hay un Caballero... Es una Caballera.
  • ¡LLAVE! — exclamo el Emisario casi a gritos —. Cuando Oriana sepa eso se va a picar feo, se va a picar... Se va a picar...
  • Eso lo se y créeme que va a ser muy gracioso... — dijo el Mago —. ¿Sabes la Bruja? Pues en realidad es un Brujo.
  • ¿Es en serio? — pregunto el Emisario —. ¿O sea que todos somos hombres? ¿Aquí hay puros tipos?
  • No... Jajajajajajajaja — respondió el Mago, liberando ademas su risa —. Era broma, por supuesto que hay una Reina, también hay un Caballero y una Dulce Princesa.
  • Maldito... Yo me lo creí — dijo el Emisario —. ¿Y que hay de la Bruja?
  • Pues... No existe una Bruja, en eso no te mentí, es un Brujo — respondió el Mago.
  • ¿Y la Reina es farándula vieja, cierto? — pregunto el Emisario.
  • En efecto, lo es... A ella si hay que tenerle miedo, ella sabe muchas cosas, demasiadas en realidad... — respondió el Mago —. Pero creo que ella disfruta mas el hacer que sufran por saber lo que ella sabe, que el hacer que sufran sabiendo lo que sabe.
  • ¿El Verdugo? — pregunto el Emisario.
  • Tu ya sabes quien es el... ¿O no? — pregunto el Mago.
  • Si... Lo se — respondió el Emisario.
  • ¿Estarás hasta el final? — pregunto el Mago.
  • Claro... Estaré hasta el final — respondió el Emisario.
  • De acuerdo Emisario... Volvamos, abajo nos esperan — dijo el Mago.

El Mago y el Emisario bajaron de nuevo a la entrada de el centro comercial Regina, al llegar ambos se separaron y cada uno regreso a sus grupos, el Emisario miro a el Mago de lejos y le asintió con la cabeza en manera de saludo, el Mago hizo lo mismo, ambos reían infantilmente pues ambos estuvieron involucrados en un escándalo y ahora estaban juntos en lo que podía ser el mayor escándalo en la historia de la farándula portocruzeña.

10-07-2014
08:57 PM

Ya era hora de irse, a el Mago nunca le gusto estar en el centro comercial Regina, solo fue a reunirse con el Emisario y a revelarle su identidad. El Mago emprendió su camino a casa, sin embargo le llamo la atención el ver a un chico secretear con una chica algo sobre farándula por la calle, el Mago se acerco lo mas que pudo a ellos para escuchar lo que hablaban...

  • Guao... ¿De verdad? — preguntaba la chica.
  • Si... Te lo juro, soy yo pues, todos deberían temerme — respondió el chico.
  • Vaya... En serio estoy sorprendida... ¿Tu eres hacker? — preguntaba la chica, muy sorprendida.
  • Claro... A mi me enseño a hackear el líder de Anonymous Venezuela, pero tu sabes... Esto es un secreto — dijo el chico en respuesta.
  • ¿Y que hay de los demás? — pregunto la chica.
  • Pfss... Ellos me obedecen, yo soy el hacker, yo mando, para mi todos estos faranduleros de shit no son mas que basura, escoria y puros, locos... JAJA — dijo el chico en respuesta.
  • Guao... En serio estoy sorprendida... Tu eres el Mago, con razón eres tan guao... Gracias por revelarme tu secreto, te amo— dijo la chica.
  • Yo también te amo, y porque te amo es que te digo quien soy, o sea... No me interesa ser farandulero, shia, yo soy quien manda aquí, o sea yo soy el original, el mas poderoso — dijo el chico.
  • Tu secreto esta a salvo conmigo, en serio, lo prometo por la garrita — dijo la chica ofreciéndole ademas su meñique.
  • Por la garrita mi bebe, promesa es promesa — dijo el chico entrelazando ademas su meñique con el de la chica.

El Mago miraba desde lejos como el chico le mentía a la chica confesándole ser el Mago, eso le encendió, despertó la ira que dormía en su interior, el Mago estaba realmente enojado, pero no quería arruinar ese momento que era de ellos, pues la chica no era la culpable de ello, el chico abrazaba a la chica apretándola fuertemente y la chica a el, solo cuando oyó a la chica llamar al chico por su nombre el Mago se fue.

18-07-2014
09:35 AM

  • Eres impredecible Mago — decía la voz de el Caballero.
  • Te equivocas... — dijo el Mago —. Soy predecible, el saber como actuó te hace a la vez saber como pienso... ¿O no?
  • Eso es verdad... — dijo el Caballero — . Pero ambos sabemos que era cuestión de tiempo eso de revelarte ante el Emisario... ¿O no?
  • No me revele, forjamos una alianza, que es diferente — dijo el Mago.
  • Jajajajajaja... — rio el Caballero, ladeando su cabeza una y otra vez — . ¿Sabes? Ese escándalo en el que ambos estuvieron involucrados... Jajajajajaja... En fin, esta bien... Yo ya estoy un poco añejado en esto, así que bueno... Si confías en el, de verdad, pues adelante amigo... ¿Pero de verdad estas
    seguro que el no nos va a traicionar, al igual que el Bufón?
  • Demasiado seguro diría yo, es buen chico, no como el otro— respondió el Mago.
  • ¿Sabes una cosa Mago? — pregunto el Caballero.
  • ¿Que cosa? — pregunto el Mago
  • En serio preferiría que te mantuvieras alejado de todo esto — respondió el Caballero —. Nada de esto es para ti mi amigo, en serio que no.
  • No tienes porque preocuparte Caballero... ¿Desde hace cuanto tiempo nos conocemos? — pregunto el Mago.
  • Mucho... Oye, en serio esto es un desastre colega... Realmente estoy agradecido contigo y la Reina, por haberme permitido ser parte de esto... Eres como un hermano para mi — respondió el Caballero.
  • El estar aquí te lo ganaste tu, por ser tu, amigo... No tienes nada que agradecer, eso tenlo por seguro — dijo el Mago en respuesta.
  • Te quiero hermano — dijo el Caballero, esbozando una sonrisa y rodeando el cuello de el Mago con un brazo —. Ya era hora de que llegaran, ¿no?
  • Pues si, ya era hora — respondió el Mago, mientras veía a la Reina y a la Dulce Princesa entrar en la sala del cine.
  • Holaaaaaaaaaaaaa — saludo la Dulce Princesa con su voz tierna y sonora.
  • ¿Que hay? — saludo la Reina levantando bruscamente su cabeza.
  • Ya era hora su majestad — dijo el Caballero —. Princesa, usted es bella oyó.
  • No seas necio Caballero, me sonrojo — dijo la Dulce Princesa mientras se tapaba la cara y sonreía.
  • Esta princesa es un caso serio — dijo la Reina mientras soltaba una carcajada —. JAJAJAJAJAJAJA.

Todos rieron hasta que les mandaron a hacer silencio, los cuatro miembros de la Orden disfrutaron de la película mientras charlaban, olvidándose por completo de los asuntos de la Orden, sino siendo ellos y solo ellos.

19-08-2014
07:37 PM

El Mago esperaba paciente, parado en la entrada de el parque mecánico de Plaza Mayor, tal vez esperaba a alguien importante pues aunque tenia casi media hora esperando se mostraba paciente. El Mago miro a una chica y a un chico caminar con rumbo a lo que parecía ser el lugar mas abandonado de toda Plaza Mayor, sonrió y camino hacia ellos sigiloso para que no se dieran cuenta de su presencia, la pareja se detuvo justo al final de el camino y el Mago, quien llevaba puesto un suéter, bajo con cuidado el cierre de este, de el saco su máscara y se la puso de golpe. La pareja se giro hacia a el y le miraron directo a los orificios de los ojos, el Mago les miraba a ambos, nadie dijo nada durante 5 minutos hasta que la chica hablo.

  • ¿Tu eres el Mago? — pregunto en tono serio.
  • En efecto, yo soy el Mago — respondió el Mago.
  • ¿En serio esto es tan serio como dices? — pregunto el chico.
  • Por supuesto que si, ademas, después de esto créanme que todos seremos recordados... ¿No querían eso? — pregunto el Mago.

El chico y la chica se giraron hacia ellos mismos y se miraron, se sonrieron el uno a el otro y asintieron con la cabeza.

  • ¿Cual sera nuestra prueba señor Mago? — pregunto la chica.
  • Tu voluntad ya esta probada, bienvenida a la Orden señorita Peregrina — respondió el Mago, haciéndole ademas un gesto cordial a la chica con las manos —. A ti, es a quien debo probar Arlequín.
  • Muchas gracias señor Mago... Entonces me retiro — dijo la Peregrina —. Buena suerte Arlequín.
  • Gracias Peregrina — dijo el Arlequín, agradeciéndole a la Peregrina.
  • ¿Trajo lo que le pedí señor Arlequín? — pregunto el Mago.
  • En efecto señor Mago... — respondió el Arlequín —. Señor Mago tengo miedo... ¿Que haré?
  • Eso lo se — dijo el Mago —. Aun no sabemos que haras en la Orden... Pero mientras tanto...
  • Aquí la tengo señor Mago — dijo el Arlequín, mostrándole a el Mago una mascara de ópera que llevaba en su mochila —. Usted dígame... ¿Que tengo que hacer?
  • En un tiempo indefinido una chica y un chico vendrán hasta aquí, se supone que son mejores amigos, pero les he estudiado y se que vienen a comerse a besos en este lugar... — dijo el Mago, en respuesta —. A espaldas de sus parejas, por supuesto.
  • Vaya... — dejo escapar de su boca el Arlequín, mientras levantaba las cejas —. ¿Entonces... Que debo hacer?
  • Vas a estar enmascarado, usaras esto para dormir a la chica cuando yo aparezca — respondió el Mago mientras le arrojaba a el Arlequín un pañuelo húmedo —. Asegurate de que lo respire muy bien, ¿de acuerdo?
  • ¿Que es esto señor Mago? — pregunto el Arlequín.
  • Quieres estar en la Orden, ¿si o no? Esta es tu prueba Arlequín, y créeme que es bastante sencilla — respondió el Mago.
  • Esta bien señor Mago... Si quiero estar en la Orden... Y si esta es mi prueba pues se que lo haré bien... — dijo el Arlequín en respuesta.

El Mago se retiro, dejando a el Arlequín solo en ese lugar, quien tras colocarse la máscara en su rostro se oculto debajo de una banca.

19-08-2014
10:49 PM

La pareja de la cual el Mago le había hablado a el Arlequín se acercaba lentamente a la banca mientras el Arlequín les esperaba desde su escondite. Antes de que se sentaran el Arlequín rodo hacia atrás de la Banca y se oculto detrás de esta, esperando solo a que la pareja se sentara. La chica fue la primera en sentarse, mientras el chico yacía de pie sujetándola de manos.

  • ¡HOLA, MAGO! — se oyó un grito desde unas escaleras cercanas.

La chica y el chico se giraron hacia estas y vieron a el Mago bajar de ellas, con un suéter negro puesto y su máscara de Guy Fawkes cubriendo su rostro.

  • ¿Quien eres? — pregunto el chico.
  • ¿Tu eres el Mago, no? — pregunto el Mago tras haberse acercado un poco.
  • El Mago... ¿Yo? — dijo el chico algo dubitativo.
  • Oí que tu eres el Mago de farándula por la calle, o debo decir “Farándulaplc” — dijo el Mago en tono serio.
  • Pe... Pe... Pe... Pero... Yo... No... Yo no... — decía el chico con su tez pálida y tartamudeando del miedo.
  • Los miembros de la Orden somos marionetas de la Reina... Y tu no eres una marioneta mi niño... ¿O si lo eres? — pregunto el Mago, usando su típica voz fría y profunda.
  • Sam... Saman... Samantha... Vam... — decía el chico —. Pero... ¿QUE LE HICISTE A MI CHICA?

El chico grito sin dudarlo dos veces cuando vio a la chica desmayada y a el Arlequín sujetándola en sus brazos.

  • Olvidate de ellos, tu pelea es conmigo Mago ficticio — dijo el Mago.
  • ¡Te voy a matar! — exclamo el chico.

El muchacho trato de atacar a el Arlequín, pero el Mago arrojo con fuerza su cachiporra y golpeo a el chico en la cabeza. El golpe le derribo y le hizo sangrar mucho, el chico yacía en el suelo con la cabeza rota, derramando mucha sangre.

  • Alla afuera Arlequín, hay una van, dirígete a ella pero ya y tráeme el bolso que esta en el asiento del copiloto — le dijo el Mago al Arlequín.
  • ¿Que hago con ella? — pregunto el Arlequín.
  • Déjala reposar en la banca y ve por el bolso — respondió el Mago mientras le arrojaba luego las llaves de la van a el Arlequín.

El Mago cargo a el chico y lo arrojo con fuerza sobre otra banca cercana. El chico dio muestras de dolor en su rostro y trato de levantarse, pero el Mago levanto con fuerza su pierna y le pateo el pecho para hacerle caer nuevamente sobre la banca.

  • ¿Que... Que... Vas... Que vas a... Que vas... Que vas a hacerme? — pregunto el chico forzando su habla.
  • Yo le dije señor, que los miembros de la Orden somos marionetas... Y usted aun no es una marioneta — respondió el Mago.
  • ¿Que.. Quieres... Decir... Con... Eso? — pregunto el chico esforzándose aun mas por hablar.
  • Simple, muy simple y sencillo señor Marioneta... Usted sera convertida en una, así de simple — respondió el Mago.
  • Estas... Estas... Tu estas... Estas demente — dijo el chico casi a punto de perder el conocimiento debido a la hemorragia en su cabeza.
  • JAJAJAJAJAJAJA... — rio el Mago —. Señor marioneta, la demencia es solo un paso a la grandeza.

El Arlequín se poso al lado de el Mago y le entrego su bolso color militar. El Mago le pidió a el Arlequín que se encargara de la chica y que pase lo que pase no se girara hasta que el se lo pidiera. El Mago le inyecto un sedante al chico, luego ato las piernas y el cuello de este con una soga haciendo un nudo que pasaba por debajo de la banca. Luego de eso introdujo mucho algodón en la boca de el chico y la sello con grapas. También sello la herida en la cabeza del chico con grapas para detener la hemorragia. El Mago coloco un par de tablas en forma de cruz en las palmas de las manos de este y las clavo cuidadosamente, el chico aun no despertaba, probablemente el Mago le había inyectado suficiente sedante tanto como para sedar a un elefante... Como a varios. Luego, hizo pasar varias cantidades de nailon por entre las pequeñas tablas. Acto seguido, el Mago se dedico a maquillar al chico, le pinto la cara y las manos de blanco, uso también lápiz labial en la boca y en la nariz de este... El chico despertó, no se podía mover y el Mago usaba las tablas que había clavado en las palmas de el chico para manipularle cual juguete.

  • Disfruta Arlequín, del espectáculo de el Mago-Titiritero JAJAJAJAJAJAJA — dijo el Mago, dejando escapar ademas una risa enfermiza.

El Arlequín se giro, y al ver el espectáculo dejo escapar también su risa enfermiza sin decir una palabra. Se notaba en la cara de el chico todo el desespero que sentía por querer liberarse, dejaba escapar lágrimas y trataba de luchar con el Mago, pero tratar de mover las manos en contra de la voluntad del Mago le provocaba un intenso dolor en ellas, tratar de girar su cabeza le hacia sentir que sus piernas se romperían en varios pedazos y al tratar de mover las piernas sentía que su cabeza saldría desprendida de su cuerpo.

  • ¡ALTO AHI! — grito un policía al ver tan violenta escena.

Eran dos policías, uno de ellos había desenfundado su arma y apuntaba a el Mago directamente.

  • ¡ARLEQUIN, TOMA! — grito el Mago y le arrojo su teléfono a el Arlequín —. Llama a la Reina, ella sabrá que hacer... Pero por ahora vete a un lugar seguro.

El Arlequín no dijo nada, trato de correr pero se arrojo al suelo cuando uno de los policías acciono su arma al aire, el Mago arrojo una de sus bombas improvisadas hacia ellos con la intención de sedarlos, pero los policías retrocedieron y trataron de interceptar a el Arlequín por el otro lado. Fue el Mago quien les hizo frente arrojándose encima de ellos y permitiéndole a el Arlequín escapar.

20-08-2014
12:09 AM

  • Espero que ese amiguito tuyo traiga el dinero que ofreció... Porque sino... — amenazaba uno de los policías —. ¡YO TE MATO MALDITO TERRORISTA!

El policía golpeo al Mago en el rostro, quien yacía arrodillado en el interior de un vehículo de policía, descalzo, sin camisa y con su máscara a un lado hecha pedazos y en todo su cuerpo múltiples moretones.

Si decido quedarme

He amado con locura, hasta haber perdido la noción del tiempo y la cordura. Negocié contigo momentos bonitos, sonrisas, caricias y muchos abrazos. Si me dedicara a explicar lo que yace dentro de mi, pues te describiría a ti en forma de múltiples mariposas...

 He apagado llamas y flamas ardientes e intensas, pero ninguna tan intensa como todo lo que siento por ti.

 He nadado en ríos y lagos, he navegado en mares y buceado en océanos, pero ninguno tan profundo como todo lo que siento por ti.

 He caminado muchos caminos, pero ninguno tan largo como el breve tiempo que he dedicado a amarte.

 He tenido, he querido y he necesitado... Pero jamás he querido y necesitado algo como a ti pues nunca te he tenido, sin embargo si hay algo que me duele más que el hecho de tener la necesidad de alejarme de ti, y es el no haber luchado lo suficiente como para merecer tenerte y si, lo siento... Y si...

Aún te amo.

 Te amo con mis ojos, te amo para mirarte, admirarte y conocerte. Te amo con mi olfato, te amo para disfrutar de tus más finas y delicadas fragancias. Te amo con mi oído, te amo para dedicarme a oír las melodiosas y armónicas notas de tu voz. Te amo con mis manos, te amo para acariciarte, te amo para escribirte poemas y; componerte canciones a ti y solo a ti. Te amo con mi boca, te amo para saborear cada rincón de tu piel y deleitarme acariciándolo lentamente... Te amo, y te voy a explicar por qué, pues muy sencillo, porque tu para mi lo eres todo, y siendo todo para mi, después de ti ya no me importa absolutamente nada.

 He dedicado la mayoría de mi tiempo a ti, en exclusiva, a que tú seas feliz sin darle importancia a las consecuencias... Sin darme importancia incluso a mi, siempre he hecho todo pensando única y exclusivamente; en ti y solo en ti. Si hay algo que me hace mas feliz que tú, es el saber que tú estas bien y feliz... Te lo juro, en verdad te lo juro. Es que si tu misma pudieras sentirte como yo te siento, créeme que al saber que te tienes para mimarte todos los días, por siempre y para siempre serías muy feliz.

 ¿Te fijaste? ¿Si ves que no mentía? Es difícil refrenar mi lengua siempre que empiezo a hablar de ti, es que tienes tantas virtudes que no te encuentro algún defecto, lo único defectuoso en tu vida siempre he sido yo, admito que estoy lleno de defectos e imperfecciones, y admito también que ellas maquillan mis pocas virtudes pues sin necesidad de mirarme mucho, fácilmente las vas a encontrar.

 He de admitir que amarte, ha sido lo único que he sabido hacer bien, y si debo demostrarlo, pues lo demuestro, cuando quieras, donde quieras y como quieras, pero sobretodo, como tu quieras que sea.

Sé que irme, dejarte y abandonarte no es más que una vil decisión muy típica en los cobardes, pero ahora estoy pensando en mi... Solo quiero que me entiendas, estar contigo pero sin ti, me hace demasiado daño, admite que a eso no le das importancia alguna, si me voy o no, eso a ti no te da más que igual...

 Si me voy, se que prontamente me hallarás reemplazo, que en pocos días y quizás horas, alguien más muy diferente a mi, será quién tome las riendas que he de soltar.
  Si me voy, probablemente al terminar de leer ya ni sepas a quién es que estás leyendo.
 Si me voy, tu cabello va a extrañar mis caricias, mis olfateadas espontáneas y tú lo sabes bien.
 Si me voy, tu sonrisa va a extrañar mis ataques de locura y odiara que no sea yo quien la robe a cada momento.
 Si me voy, tus manos van a extrañar las mías.
 Si me voy, tu mejor amiga extrañara que no sea yo, su tema de conversación.
 Si me voy, tu mejor amigo extrañara no celarte de mi.
 Si me voy, estoy seguro de qué cuando alguien te pregunte por mi, dejaras caer un par de lágrimas, porque a pesar de todo, muy en el fondo me vas a extrañar.
 Si me voy, te voy a extrañar como no tienes idea, te voy a necesitar... Y mucho...

 Pero si decido quedarme... ¿Que haríamos?











 

 










viernes, 12 de septiembre de 2014

El origen de la orden - Capitulo 7 “Ángel endemoniado”



27-06-2014
08:35 AM

  • Me pregunto si... ¿Sera el, el Caballero? Pero es que... No lo se... Nada perderé con intentarlo, si mi nombre es mi contraseña, seguramente el nombre de el... También sea la suya... — decía uno de los miembros de la Orden frente a su ordenador —. ¡SI! No puede ser... Entre... DIOS, es el... El es el Caballero, lo sabia JAJAJAJAJAJAJA...

El miembro de la Orden había entrado a “Farándula por la calle”, usando la contraseña de el Caballero, le había descubierto según parece, pues los miembros de la Orden estaban tan seguros de que no les iban a descubrir jamas que usaban los nombres de cada uno como sus propias contraseñas personales.

  • ¡Pero que belleza! — exclamo el chico —. Vaya... Una pregunta sobre mi... Sera que... Si chico, a lo mejor ni se de cuenta...

El chico uso su condición de administrador para hablar bien de si mismo, ademas de eso, fabrico calumnias sobre otras personas, todo ello fingiendo ser aquel al que llaman “El Caballero”.

27-06-2014
09:10 AM

El verdadero Caballero se encontraba con el Mago, en la casa de este. El Caballero se sentó en el ordenador de el Mago y se conecto a “Farándula por la calle”, el Caballero hizo explotar y arder su corazón de la ira al ver algo que no le gusto para nada.

  • ¡MAGO! — grito con fuerza.
  • ¿Que pasa Caballero? ¿Porque gritas? — pregunto el Mago, bastante nervioso.
  • Explícame esto... Joder... — dijo el Caballero en respuesta, bastante molesto.
  • Pero que demonios... — decía el Mago —. Espera, dame un minuto.

El Mago se sentó en su ordenador y de alguna manera consiguió rastrear al usurpador que se estaba haciendo pasar por el Caballero. El Mago miro seriamente a el Caballero y le dijo.

  • Es el... Es el Bufón — en tono decepcionado.
  • ¡Te dije que ese carajito no inspiraba confianza! — exclamo el Caballero, en voz alta.
  • Calma amigo... Calma... Lo solucionare, lo prometo — dijo el Mago tratando de calmarle.
  • Amigo, hazlo... Porque sino, seré yo el nuevo Verdugo y matare a ese maldito carajito... — dijo el Caballero, aun molesto.

El Mago le escribió a el Bufón, diciéndole que su ofensa a la Orden seria perdonada, que la Reina nunca se iba a enterar de lo sucedido si el mismo borraba lo que había colocado y se salia de la pagina, o de lo contrario seria exiliado de la Orden.

  • ¿Bromeas? ¡JA! Ahora mando yo... — fue la respuesta que el Bufón le dio a el Mago.

El Bufón, incluso se tomo el atrevimiento de cambiar la contraseña de la pagina y quedársela solo para el, lo cual ocasiono el despertar de la ira de el Mago.

  • Ese chico se ha colgado la soga en el cuello — dijo el Mago, bastante enojado.
  • Amigo, tenemos que hacer algo pero ya — dijo el Caballero, en un tono bastante serio.

El Mago uso su teléfono para llamar a la Reina, y sin siquiera saludar le dijo:

  • Tu Bufón, acaba de violar las reglas 1,3, 4 y 5 — en tono serio.
  • ¡Maldita sea! — exclamo la Reina —. Voy para alla, ¿de acuerdo?

27-06-2014
09:18 AM

La Reina llego a casa de el Mago. El Caballero y el Mago le esperaban ansiosos, muy ansiosos en realidad.

  • ¿Que vamos a hacer, querida Reina? — pregunto el Caballero.
  • Pues... Un dúo tiene que visitarle — respondió la Reina.
  • Bien, entonces vamos Caballero, es ahora o nunca — dijo el Mago.
  • No... No ustedes dos... — dijo la Reina.
  • ¿Que? ¿Entonces quienes? — pregunto el Mago.
  • Tu... Y esto... — respondió la Reina mientras le entregaba a el Mago una caja de tamaño mediano.

El Mago y el Caballero se miraban confusos, ninguno entendía lo que les intentaba decir la Reina. El Mago entreabrió la caja y la cerro rápidamente al ver el contenido de esta. El Caballero miraba a el Mago, con su cara de terror, muy típica en el... Pues al no tener conocimiento de lo que sucedía a su alrededor se sentía bastante conmocionado.

  • ¿Que es esto? ¿Es una broma? — pregunto el Mago a la Reina.
  • Mago... Mago mio... — decía la Reina —. Mira... Cuando un objeto de maldad pura, diseñado y creado por la personificación de el mal, es destruido... Se dice que la maldad que contenía se convierte en esencia... Y la esencia de el mal es aun mas terrible y malvada que el mismo mal...Porque ella corrompe...
  • No entiendo nada Reina... — dijo el Mago.
  • Dicen... Que si rocías la esencia de el mal sobre otro objeto y le corrompes, este adquiere un poder terrible y demoníaco... — dijo la Reina —. Reuní los pedazos de tu vieja máscara rota... Pero no pude repararla.
  • ¿Entonces? ¿Que es esto? ¿Que fue lo que hiciste? — pregunto el Mago.
  • La hice polvo... Hice polvo los pedazos de tu antigua máscara, Mago... — decía la Reina —. Te compre otra... Y tras rociarle algo de pegamento... La cubrí con los restos de tu antigua máscara... Este nueva máscara contiene la pura esencia de la maldad...

El Mago y el Caballero se miraban asustados y sorprendidos, no podían creer lo que la Reina les estaba diciendo, realmente parecía una gran locura... Pero era cierto, nada se trataba de un sueño, esto era o es la realidad.

  • Reina... ¿Porque? — pregunto el Caballero.
  • Hay demonios Caballero... Que es mejor dejar en el infierno — respondió la Reina —. Yo creo que el Mago es el infierno de este demonio, el le obedece, el le controla... El le protege... Uno esta hecho para vivir en el cuerpo del otro y viceversa... Confió en que el Mago es quien tiene el control.

El Mago sonrió y miro a el Caballero, quien sin decir ni oír mas nada subió a la habitación de el Mago.

  • ¿Que pretendes? — pregunto el Mago —. ¿Es una broma verdad?
  • No Mago, no pretendo nada... Y no es una broma, créeme... — respondió la Reina —. Nunca estuviste enfermo... No estas loco, ni nada por el estilo...
  • ¿Que? ¿De que hablas? — pregunto el Mago, bastante confundido.
  • Era la máscara... Tu máscara fue usada en un ritual vodoo antiguo... Si estaba maldita, Mago... — dijo la Reina en tono serio y semblante asustado.

El Mago no aguanto las ganas de reírse, aun con la seria y severa actitud de la Reina.

  • Reina... Por dios, ¿como dices eso? — pregunto el Mago, algo gracioso.
  • Estoy diciendo la verdad... Tienes que creerme... — dijo la Reina, en respuesta —. Lo note cuando la rompí... Pude sentirlo... Sentí una horrible sensación como si algo quisiera entrar en mi... He incluso se apodero de ti en ese momento... Luego la investigue y averigüe que...
  • ¿Que averiguaste? — pregunto el Mago.
  • La equis roja en la mejilla... Es la marca de aquellos a los que llaman “los condenadores”... Son los demonios que moran en el infierno... Los que se encargan de torturar según el castigo que reciba cada condenado... — respondió la Reina —. Alguien uso magia negra para convertir la máscara en un puente conectado al mismo infierno... Y cualquiera que se colocase la máscara se convertiría automáticamente en un recipiente momentáneo para dicho demonio...
  • ¿Pero porque alguien haría algo así? — pregunto el Mago aun sorprendido.
  • No tengo idea... — respondió la Reina —. Tal vez, una vez existió una persona como tu, una persona con un gran sentido de la justicia, una persona cuya creencia era, que las personas debían ser castigadas por cometer malas acciones, y esta persona creo la máscara con ese fin... Quizá no tuvo el valor para usarla o quizá no pudo controlar el poder de ella... Pero el que esta máscara halla llegado a tus manos no ha sido mera coincidencia Mago, y tu lo sabes muy bien.
  • Esto no es cierto... Es un maldito chiste de muy mal gusto... No puede ser verdad... — decía el Mago ladeando su cabeza y sujetando con fuerza su cabello —. No puede ser... No... No...
  • ¡Mago, mírame! — exclamo la Reina, sujetando la cara de el Mago y mirándole a los ojos —. La ficción no es mas que otro tipo de realismo.

El Mago pareció comprender lo que la Reina le quería decir, sonrió mirándole a los ojos justo cuando el Caballero venia bajando las escaleras trayendo en sus manos el bolso de color militar donde los “juguetes” de el Mago se encontraban guardados.

  • ¡Santa llego amigos! Jojojojo... — exclamo gracioso el Caballero.

La Reina y el Mago sonrieron al verle, el Caballero abrió el bolso y saco de el algunos de los juguetes de el Mago, le entrego su pistola de oscuridad instantánea, además de eso le entrego también una cachiporra de tamaño mediano, una lira pequeña y un aerosol.

  • ¿Puedes? — pregunto la Reina.
  • ¿Necesitaras ayuda? — pregunto el Caballero a el Mago.
  • No se preocupen por nada... Todo va a estar bien — respondió el Mago a ambos.

27-06-2014
08:12 PM

El Bufón caminaba cerca de su casa, se encontraba bastante nervioso pues sentía una presencia maligna muy cerca de el, como si algo o alguien le estuviera siguiendo. El Bufón se detuvo a mirar detenidamente la entrada a un oscuro y sombrío callejón, el sentía que algo o alguien le observaba desde ahí. Cerro los ojos y trago saliva, minutos después empezó a oír una tierna, delicada y relajante sonata desde adentro de el callejón, quien quiera que tocaba la lira era un hábil maestro del arpegio. El Bufón, se dejo hacer por la hipnotizante melodía, la cual controlaba su mente por completo según parece. El Bufón camino con rumbo hacia la oscuridad del callejón, pero se detuvo a la mitad de ambas entradas y salidas de este, se sentía realmente muy incomodado, pues la dulce canción que sonaba hacia segundos se había convertido en una melodía de muerte, necrótica, tétrica y bizarra. Como si un pizarrón estuviese siendo arañado a propósito, con furia y con fuerza. El Bufón rugió retorciéndose y cayo de rodillas en el suelo, levanto su mirada hacia la oscuridad y pudo ver en ella a un individuo tan oscuro y sombrío como la noche misma, se quedo de rodillas en el suelo, paralizado y asustado, cerro sus ojos para no ver, pero agudizo su oído, escucho cada paso que dio la misteriosa entidad hasta que se detuvo frente a el.

  • Jajajajajajaja... ¿Quien te crees? — pregunto riéndose el Bufón, tratando de anteponerse a su miedo —. ¿El zorro?
  • No tengo un noble corcel, querido Bufón, a mi me lleva la noche... — respondió el Mago enmascarado, con voz profunda y fría —. Tampoco hago acto de presencia bajo la luz de la luna... Sino a espaldas de ella.
  • ¿Quien eres? ¿Porque estas aquí? ¿Que es eso de “Bufón”?— pregunto el Bufón, bastante nervioso y asustado.
  • No tienes que ocultarme nada, ni mentirme querido Bufón... Yo soy el Mago, y fui enviado por la Reina a darte una lección — respondió el Mago, en tono serio.
  • ¿Que Reina? ¿Que Mago? ¿Que Bufón? Yo no se de que hablas... Lo juro — dijo el Bufón en respuesta, con la voz quebrada y temblando.
  • Eres el decimoquinto miembro de la Orden, fuiste reclutado por la Reina, pues ella confió en ti, niño inmaduro... ¿Acaso creíste que esto era un juego de mentiras y engaños? — pregunto el Mago en tono serio —. Te equivocaste y feo, querido Bufoncito de papel.

El Bufón trato de levantarse pero antes de que pudiese hacerlo, el Mago uso su pierna con furia, para asestarle a el Bufón una patada en el rostro que le derribo. El Bufón aun tenia fuerzas para pelear, se puso de pie aun en contra de el dolor que sentía y se arrojo en un placaje contra el Mago, pero este se hizo a un lado hábilmente y el Bufón choco contra una pared.

  • ¿Quieres la nueva contraseña? — pregunto el adolorido Bufón —. Yo te la doy... Yo les devuelvo su pagina... Pero por favor no me lastimes.
  • En lugar de estar aquí, podría estar en mi casa, querido Bufón... La pagina esta muy bien protegida, eso es verdad, aferre a nuestra cuenta algo que los hackers llamamos “Nido de gusanos”. Mira, el nido de gusanos obliga a el hacker a descargar un archivo, y dicho archivo esta infestado de varios virus gusano... Los gusano se multiplican rápidamente en la memoria del ordenador de el hacker, ralentizandola y volviendo obsoleto su funcionamiento... Eso se supone que me daría tiempo de sobra para introducirle a nuestro hacker invasor otro pequeño tipo de virus que destrozaría por completo todo su sistema... La única forma de hackearnos de manera efectiva, es usando un ordenador con una memoria muy amplia y extensa... Sin embargo, hay otra forma efectiva de lograrlo y solo unos pocos hackers conocemos ese secreto... — dijo el Mago —. Yo podría estar haciendo eso justo ahora, pero no se trata solo de la pagina... Maldito traidor.

El Mago pateo nuevamente a el Bufón, haciéndole caer, sin que el Mago se diera cuenta, el Bufón tomo una botella que estaba cerca de el y la mantuvo en sus manos.

  • La Orden no se va a acabar ni por ti, ni por mi, ni por nadie... Estamos aquí para muchas cosas, ¿sabes? A diferencia tuya, pensamos de una manera mas compleja con respecto a el mundo y todo aquello que nos rodea... — dijo el Mago, dándole la espalda a el Bufón.

El Bufón se levanto como pudo y ataco a el Mago con la botella, el Mago se defendió retrocediendo de a poco pero el Bufón continuo con su ataque frenético y eufórico mientras gruñía con fuerza. El Mago sujeto con fuerza su cachiporra, la giro con destreza y golpeo repetidas veces a el Bufón en la barbilla, fueron golpes leves, pero que le ocasionaron a el Bufón severos dolores de cabeza. El Bufón aun conservaba sus fuerzas pero su espíritu y ganas de luchar ya se habían ido, al ver que no podía ganarle. El Bufón le arrojo a el Mago la botella, usándola como una distracción para poder huir. El Mago corrió tras el Bufón, le perseguía con ímpetu ascendente, y aunque el Bufón era mas pequeño y ágil que el Mago, no tenia oportunidad alguna de poder huirle, pues se sentía demasiado adolorido, tanto que incluso su propio cuerpo no era mas que una carga para el. El Bufón uso la poca energía que le quedaba para saltar contra el frente de una casa, colgarse de una ventana y subir al techo rápidamente. El Bufón miraba a el Mago desde arriba, se sentía victorioso aun cuando había sido terriblemente malogrado, pensaba que había conseguido escapar de el Mago, pensaba... El Mago le siguió los pasos sin pensarlo dos veces, se colgó de la ventana de un salto y trepo hasta el tejado rápidamente. El Bufón continuo su huida, tenia energía para seguir corriendo, pero no poseía fuerza alguna en su aliento como para poder pedir ayuda. Se detuvo en la orilla del tejado de una casa, se había acabado su huida, el Mago también se detuvo, a escasos pasos de el. El Bufón dejo que sus ojos se llenaran de lágrimas, miraba a el Mago como pidiendo perdón y rogando clemencia con sus ojos. El Mago se acercaba a el Bufón lentamente, cada paso que daba le erizaba aun mas la piel a el Bufón, cada paso que daba, generaba un sonido que se oía al unisono con los latidos del corazón de el Bufón. El Mago se acercaba lenta y rápidamente hacia su objetivo, aquella que fuera su presa estaba acorralada y sin escapatoria, pues a menos que tuviera el valor para saltar del tejado, el Bufón no podía ir a mas ningún lado... La altura le ocasionaba a el Bufón dolores de cabeza, por ello se limitaba a mantenerse en la orilla de el tejado, mas no miraba hacia abajo, el Bufón miraba a el Mago y sentía como este le sonreía por debajo de la máscara, el Mago se detuvo justo en frente de el Bufón, quien sentía como su propio aliento le golpeaba en el rostro tras rebotar de la máscara de el Mago.

  • Eres un cobarde asqueroso... ¡¿Porque no te quitas la máscara?! ¡Maldito cobarde! — pregunto y exclamo el Bufón, desafiando a el Mago.
  • Bajo esta máscara hay mas que una simple persona, señor Bufón, ¿que es lo que espera ver? ¿Algún rostro conocido? — pregunto el Mago —. De antemano le informo, que en este momento estoy tan sumergido en un oscuro averno, tan hundido en un pozo espectral y tan infestado de odio y maldad... Que estoy totalmente irreconocible ante usted y cualquiera que intente reconocerme.
  • Vamos pues, quitatela si eres capaz... Despojate de ella y dame la cara — desafiaba el Bufón, hablando entre dientes.

El Mago saco del bolsillo de su chaqueta, el aerosol que el Caballero le había dado y sin mediar palabras le roció gran cantidad del liquido en aerosol en el rostro a el Bufón sin compasión. El Bufón lanzo un alarido de dolor que sin duda alguna alcanzo a petrificar a cualquiera que estuviese a unos pocos kilómetros de ellos, a el Bufón sus ojos le ardían y picaban al mismo tiempo, trataba de mantenerse fijo en la orilla del tejado para evitar caer, pero le resultaba difícil y complicado.

  • Ya no hay humanidad aquí, señor Bufón... Al fin he comprendido lo que soy — dijo el Mago —. Querías ver mi rostro, ¿no? Pues con gusto me veras.

El Mago se quito la máscara que protegía su rostro y su identidad, quedando completamente al descubierto, pero a el Bufón se le complicaba ver el rostro de quien le estaba malogrando gracias a el aerosol que el Mago había rociado en su rostro... Pero un detalle en el rostro de el Mago le llamo la atención, era un lunar...Solo eso alcanzo a identificar.

  • ¡Eres un maldito! — exclamo el Bufón.
  • Pues si, señor Bufón, soy un maldito, llevo en mi una maldición — dijo el Mago, en tono tranquilo.
  • ¡Estas enfermo Mago, en serio lo estas! — gritaba con furia y dolor el Bufón.
  • No se controlan las enfermedades señor Bufón, y yo tengo el control absoluto sobre esto — dijo el Mago, situándose justo en frente de el Bufón.
  • ¡ESTAS LOCO! ¡MALDITO SEAS MAGO! ¡MALDITO! — gritaba el Bufón.
  • Acepto sus maldiciones como múltiples bendiciones señor Bufón... Gracias por ellas — dijo el Mago —. ¿Loco dices? Señor Bufón, la locura es mas que un ligero descontrol de la cordura... La locura señor Bufón, es poder, y aquel que controle su locura controlara un poder realmente fascinante... Si ese es el caso, entonces estoy mas que solamente “loco”.
  • Jajajajajajaja... — rió el Bufón —. Acabas de darme la clave para acabarte... Mago, te juro que algún día voy a obtener mi propia locura... La controlare... Y te destruiré...
  • Jajajajajajaja... ¡Bravo, señor Bufón! ¡Bravo! En ese caso permitame ayudarle... — dijo el Mago en tono gracioso y colocando sus manos en el pecho de el Bufón —. Un hombre muy sabio dijo una vez señor Bufón, que la locura era igual a la gravedad... Solo se necesita, un ligero empujón.

El Mago empujo a el Bufón quien cayo desde el tejado al suelo en micro-segundos, el Bufón lanzo gritos y alaridos de dolor al golpearse contra el pavimento, el Mago le miro triunfante desde arriba, sonriente al saber que había cumplido su cometido y que había completado con éxito su misión. Las puertas de un par de casas se abrieron y antes de que los residentes salieran a la calle el Mago desapareció.

27-06-2014
06:48 PM

  • Usted no cree en fantasmas, ni espíritus, ni demonios, ni maldiciones, ni hechizos, su alteza... — decía el Caballero —. ¿Que pretende?
  • Solo pretendo verlo feliz Caballero, eso es todo lo que me importa — respondió la Reina.
  • ¿Como entender el misterio que le rodea? — pregunto el Caballero.
  • Hay cosas Caballero, que no pueden ser entendidas... Y yo misma soy una de esas cosas — respondió la Reina.
  • Somos un equipo Reina... Estamos juntos en esto — dijo el Caballero, colocando una mano en el hombro de la Reina.
  • Eso lo se Caballero... Pero el Mago es muy importante para mi, no sabes cuanto me importa, solo quiero verle feliz — dijo la Reina.
  • Reina, no te des esa tarea tan complicada... — dijo el Caballero.
  • Lo haré feliz aunque este en el mismo infierno, eso lo juro Caballero — dijo la Reina.
  • Su majestad... Entiendo muchas cosas... Pero el Mago es una caja de secretos, el oculta muchas cosas... Dudo que el pueda ser feliz por toda una eternidad... — dijo el Caballero —. Ademas, cuando sepa que le esta mintiendo... Le va a odiar.
  • Hay mentiras Caballero, que valen la pena decir... Si me estoy condenando a su odio en un futuro pues empezare a disfrutar de su felicidad en este tiempo — dijo la Reina —. Créeme... Estoy dispuesta a soportarlo todo... Todo por el.
  • Señorita Reina... No puedo creer lo que mis oídos están oyendo en estos momentos... — dijo el Caballero, esbozando una sonrisa.
  • Esta demente, eso es claro... Pero lo que siento por ese demente es aun mas intenso que su propia locura — dijo la Reina.

27-06-2014
11:15 PM

  • Hasta que por fin apareces, Mago... — decía la Reina —. El Caballero ya se fue, dime, ¿que sucedió?
  • Tranquila Reina... El Bufón ya no sera un problema para la Orden, me encargue de el... Es un fénix que jamas resurgirá de sus cenizas — respondió el Mago —. Ahora vamos a recuperar nuestra pagina.

El Mago se sentó en su ordenador y empezó a abrir programas y aplicaciones que el mismo había diseñado.

  • ¿Hackearas la pagina? — pregunto la Reina —. ¿Te vas a hackear a ti mismo?
  • En efecto,Reina mía — respondió el Mago.
  • Pero Mago... Eso es imposible, no puedes — dijo la Reina.
  • Nada es imposible y tu lo sabes — dijo el Mago en respuesta.
  • Pero... No... ¿Como lo haras? Tu colocaste una protección en la pagina bastante segura... Es imposible — dijo la Reina.
  • Sabes de casualidad Reina, ¿que pasaría si el martillo mas pesado de el universo se llegara a enfrentar al escudo mas solido de el universo? — pregunto el Mago.
  • Si... Creo... Ambos se romperían — respondió la Reina.
  • No Reina... El combatiente mas hábil usara sus habilidades para desarmar a el otro, ¿ahora lo entiendes? En igualdad de condiciones solo prevalece la estrategia — dijo el Mago a la Reina quien veía anonadada como un montón de números y códigos aparecían en la pantalla de el ordenador de el Mago —. ¿Cree en la magia, Reina? Yo creo que la magia existe... Creo también que la magia es una llave maestra capaz de abrirnos cualquier puerta.

La Reina se quedo perpleja y sorprendida cuando vio que el Mago logro entrar a Farándula por la calle, había recuperado el control de la pagina en pocos minutos.

  • Vaya... Cada día me sorprendes mas, Mago — dijo la Reina, sonriéndole a el Mago cariñosamente.
  • No me subestimes Reina... Cree en mi — dijo el Mago en respuesta.
  • Oh no... No lo hago, no te subestimo, nunca he dicho que hago eso Mago... Realmente creo que tu puedes hacerlo todo — dijo la Reina.
  • Entonces cree en mi — dijo el Mago, sonriendo.
  • Lo hago... — dijo la Reina —. En realidad, creo que lo único que hago mejor es creer en ti.
  • Muchas gracias Reina — dijo el Mago.

Ambos se miraron fijamente a los ojos el uno a el otro.