Estimada y querida almohada, hoy, me tome la libertad de expresar en unas cuantas lineas dos puntos.
El primero, no es mas que un agradecimiento, te agradezco por todas las veces en las que tu simplemente estuviste conmigo, cuando todos me abandonaban y la soledad era la única que quería hacerme una real compañía, era ahí, justo en ese momento, cuando sentía que me devolvías el abrazo que te daba, muchas gracias por ser mi confidente, compañera, aliada, secuaz y hasta mi amiga, me quito ante ti el sombrero por ser la mas perfecta dama de compañía, esto es a ti, que has degustado el sabor de todas mis lágrimas, a ti, que has sentido los mas débiles latidos de mi corazón, a ti, que has ahogado mis mas profundos y tristes gritos, a ti, que simplemente supiste escucharme hasta cuando llore en silencio.
Crecí, se supone que madure, deje atrás toda mi infancia y con ella la necesidad de necesitarte a ti, era eso lo que solía creer, pero no es así, te falle, se supone que me hiciste fuerte, pero soy débil, sigo siendo extremadamente débil, el mundo es muy malo sabes... Hasta quien no quiere hacerte daño lo hace sin darse de cuenta, ya deje de sonreír para demostrar alegría, ahora lo hago para ocultar tristezas, quizá sea poco tiempo, pero mi risa ya murió y todas mis sonrisas se acabaron, ya mis labios olvidaron como deberían delinearse para conseguir aquello, intente crear risas con tonadas, pero lo único que conseguí no fue mas que una débil y melancólica melodía, intente dibujar sonrisas en mis brazos, pero lo único que conseguí fue que estos derramaran lágrimas de sangre, este es el segundo punto, te extraño, y te necesito.
Querida almohada, ¡VEN, Y ABRAZAME FUERTEMENTE!, que hoy te necesito mas que nunca.
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