lunes, 5 de enero de 2015

El cigarrillo.



14 de diciembre del 2014, 3:31 am.




  • ¿Entonces? ¿Cual dices que fue el problema, Javier? - me preguntó el señor Grey mientras me miraba fijamente y vaciaba el contenido de su vaso en su boca.
  • Ya lo he dicho señor Grey, probablemente no logré entenderla a tiempo. Siento que ya debería dejarla ir, es lo correcto, creo – dije forzando una sonrisa.
  • No es correcto forzarte a hacer lo contrario de lo que sientes – dijo Gus, sonriendo.
  • Yo me declaro culpable de ser impulsivo, y de hacer gilipolleses que me han costado caro – dijo Hache, vertiendo luego un buen trago de whisky en su interior -. Eso me ha enseñado que a veces, hacer lo que sientes no es hacer lo correcto – continuó.
  • Siempre hay luz en la oscuridad, de igual manera oscuridad en la luz – dijo el señor Grey -. Así pues, está escrito que, ¡A la mierda! Toda “mala” acción siempre lleva un poco de buena intención – continuó de manera seria y golpeando la mesa con su vaso vacío.
  • A veces malas acciones son llevadas a cabo por buenas razones – dijo Travis Maddox, mirándome -. Y con buenas intenciones claro – continuó, tomando luego un buen trago de whisky.
  • No lo sé – dije mirando a los demás.



Gus se mostraba radiante, aunque la verdad se notaba en su cara que había algo que le dolía mucho más de lo que parecía dolerle. Christian no perdía su elegancia aunque el 80% de su cuerpo estuviese realmente alcoholizado. Travis, Cuatro y Patch parecían estar sanos, aunque sus miradas hablaban por si solas. Hache era el único del grupo que parecía estar realmente feliz, algo bastante típico en el, según parecía. Y no hablaré de mi estado, pues yo sí que estaba realmente mal.



  • Dejar ir... - dijo Gus, esbozando luego una ligera y delicada sonrisa, mientras miraba al vacío.
  • Esa, tiende a ser la muestra de afecto más grande, amigo mío – dijo Patch, mientras colocaba luego su brazo en el hombro de Gus. Quién bajó la mirada lentamente.
  • ¿Aún no lo superas? - preguntó un Travis curioso.
  • Tal vez ya lo superó, pero es inevitable recordar – dije -. Recordar momentos también suele ser recordar sentimientos – continué.
  • Paciencia, colega... Se van a reunir – dijo Hache -. Al final, siempre nos reunimos al final del camino.
  • ¿En donde estamos? - preguntó Gus -. ¿Como sé que ella vendrá?
  • Estamos en un lugar sin privilegios al que cualquiera puede entrar – respondió Cuatro.
  • ¿Cualquiera? - replicó Gus.
  • Cualquiera tiene imaginación – dije.
  • ¿Por que estamos aquí? - preguntó Gus, un tanto curioso quizá.
  • Hache, como siempre, acaba de cagarla en su nueva relación – dijo Hache, mientras bebía un vaso entero de whisky de un solo golpe.
  • Travis y yo necesitábamos un trago – dijo Cuatro.
  • Grey es cliente fijo aquí – dijo Patch -. Y yo... Bueno, buena pregunta, no sé porque estoy aquí.
  • ¿Que hay de ti, Javier? ¿Por qué estás aquí? - preguntó Gus.
  • Probablemente vine a conocerlos – respondí.



Gus me miró durante varios segundos, en silencio, fijamente. Luego miró a todos en la mesa, y por fin habló tras varios minutos de silencio.



  • Ninguno en esta mesa conoce la historia del otro... - decía -. Creo que la razón por la cual todos nos reunimos esta madrugada es esa, somos una misma historia y estamos en el deber de unificarla... Cada uno de nosotros tiene un problema y necesitaba por la fuerza cierto empujoncito...
  • ¡Yo tengo 50! - le interrumpió Christian Grey.
  • Nunca he encendido un cigarrillo... Ni antes, ni después de ya saben qué... - continuó Gus, haciendo caso omiso del señor Grey.
  • ¿Que pretendes hacer? - preguntó Travis.
  • Es simple, todos aquí estamos lo suficientemente llenos de whisky como para dedicarnos un momento a lo que sentimos, aquí – dijo colocando su mano en el pecho -. Eso debe salir, el dolor demanda ser sentido.
  • Veo que se te ha quedado la frase colada, colega – dijo Hache, en referencia a la frase que había dicho Gus.
  • Grandes personas nos enseñan grandes lecciones – dijo Gus -. O nos piden leer un gran libro.
  • Supongamos que enciendas un cigarrillo, Waters, ¿que pasa con eso? - preguntó Patch.
  • Podemos cada uno de nosotros dar una bocanada, mientras contamos nuestra historia al grupo – respondió Gus.
  • Me parece estupendo – dije -. Necesito un cigarrillo... Este oxígeno me está matando.




Gus pidió que el grupo formara un semicírculo y encendió el cigarrillo, a la vista de todos... Y fue el primero en contar su historia mientras le daba ligeras bocanadas que liberaba cual experimentado fumador treintañero que aunque lo había dejado, no había olvidado como hacerlo. La historia de Augustus Waters es realmente conmovedora... No me dedicaré a contar los detalles pues creo que ustedes la conocen mejor que yo, solo puedo añadir que Hazel Grace, el amor de su vida. Le dejó ir... Pero Gus aquí le está esperando. Las historias de Travis y Cuatro, eran un tanto diferentes, poco conmovedoras pero en lo que a mi concierne... Bastante alentadoras. Hache fue el cuarto en contar su historia... O bueno... Sus historias, el problema de Hache era que, no sabía como no cometer un error. Patch fue el quinto, admito que esta fue de las historias más misteriosas que oí. Patch contaba su historia con mucho misterio y se notaba a leguas, que el misterio en su historia era él y solo él. La historia del señor Grey, no era precisamente diferente a la mía... Ambos tenemos un problema... O 50, el punto es que, Christian Grey ya estaba aprendiendo a dejar todas sus obsesiones de lado... Y fue ahí cuando caí en cuenta... Todos en esta mesa, estábamos ahí porque nos necesitábamos tanto al uno como al otro, esta historia se narraba en un punto indeterminado en el cual cada uno de nosotros necesitaba un amigo. Aunque conocíamos la hora y la fecha, estábamos seguros de que estábamos perdidos en el tiempo. Cuando el señor Grey me pasó lo que quedaba del cigarrillo, pude notar que únicamente le quedaban un par de bocanadas...



  • Bien... - dije antes de dar la primera bocanada -. A veces, tan solo a veces, tiendes a enamorarte rápidamente, pero muy despacio... - dije luego de soltar una ligera cantidad de humo de mi boca -. Las mejores historias no son las que se escriben y son leídas, no. Las mejores historias son aquellas que vives sin derecho a vivirlas nuevamente... Y digo derecho porque es necesario extrañar a aquello que ya has perdido... Sino, ¿como sabrías que realmente ha sido amor? Mi problema es que estoy enamorado, y no sé si ella siente lo mismo por mi, sé que tiende a ser algo típico... Pero hay un detalle que tomo demasiado en cuenta... Yo le importo, le importo más de lo que, según ella, debería hacerlo. Y eso me hace sentir que soy correspondido y precisamente eso es aquello que me hace demasiado daño... ¿Saben? El enamorado no sufre por aquello que siente, el enamorado sufre por aquello que cree que sienten y por eso, es necesario que te lo demuestren... Y ella nunca demostró nada. Me rechazó, según ella no siente la necesidad de estar conmigo, y no le culpo, soy un maldito desastre... Solíamos hablar todas las noches, y lo malditamente absurdo, es que incluso después de eso, aún lo seguimos haciendo... Y no sé si sea lo correcto, el amor es complicado, y bipolar... Cuando ya no quieres sentir algo por alguien, obviamente buscas como superarle... ¿Pero como alejas literalmente a aquello que siempre está a un lado de ti? ¡Joder! Es difícil... Pero si la alejo, la extraño, y si la extraño, sé muy bien que voy a amarla mucho más... Chicos... Creo que estoy enamorado, y me cuesta aceptarlo ya qué, nunca nos hemos mirado fijamente, ni besado, he incluso creo que jamás he sentido la calidez y la suavidad de sus manos en las mías... Lo cual es patético... Soy un enfermo, No me siento preparado para amarla y a la vez, tampoco me siento preparado para olvidarla. ¿Ven? El amor es absurdamente bipolar, te hace sentir una cosa, y luego que hacer lo contrario es lo correcto cuando a la vez, hacer lo correcto es no hacerlo. Yo sé muy bien que el alcohol no ahoga las penas, y que tampoco lo hace el humo... Pero... ¿Saben? Sí que ayudan a apartar, y eso es lo correcto... Uno debe apartar lo que siente por alguien si lo que quiere es superarle. Ese es el maldito secreto del “amor”, el amor, es correr en círculos sabiendo que saltar fuera del circulo es lo correcto, y lo necesario... A duras penas, claro. Pero yo quiero intentar algo con ella, tengo fe en la fe de mi corazón. Sé que es absurdo, y que he dicho que me ha rechazado, el problema es que no sé si ella realmente lo ha hecho... Es decir, lo hace, pero no lo demuestra... Salta al vacío desde el punto más cercano al cielo y luego tira del paracaídas, eso es lo que ella hace, y yo no sé que hacer... No le ruego por una oportunidad, de hecho no lo hago, ni sé que hago. No la enamoro, no la tengo conmigo, no la supero... Bendito alcohol y bendito humo. No saben cuanto daría por saber lo que ella siente por mí... Eso sería correctamente lo correcto, y sé que mi aliento no solo apesta a alcohol ahora, también lo hace a sentimientos y es ese mi problema, no estoy acostumbrado a derrochar lo que siento, ¡Maldita sea!



Cuando terminé de hablar, di una leve bocanada delicadamente y luego liberé el humo, noté que el cigarrillo aún se mantenía encendido, así que estaba casi seguro de que aún me quedaba una bocanada más. No quise fumarla, pero tampoco quise hablar, así que me dediqué a mirar la colilla del cigarrillo por varios minutos, en silencio.



  • Un hombre enamorado no solo puede sentir lo que siente, sino además lo que sienten por el – dijo Hache, rompiendo el silencio.
  • Supongo – dije.
  • ¿Que crees que sienten por ti? - preguntó Cuatro.
  • No lo sé... - respondí.
  • ¿Te ha dicho lo que eres o significas para ella? - preguntó Travis.
  • Solo soy uno más, ni siquiera sé si amigo, ni siquiera creo ser importante, tampoco creo interesar – respondí.
  • Las humanas sufridas y su mala costumbre de cerrarse al resto de los humanos, típico – dijo Patch.
  • No la dejes ir – dijo de pronto, Gus -. Lucha por quedarte, hazlo hasta el final.



Cuando Augustus Waters se atrevía a decirme algo, podía sentir que tenía toda la razón y era justo lo que yo debía hacer pues, estaba seguro de que él, era quién más me entendía entre aquellos que estábamos en la mesa.



  • Tienes que buscar la manera, debe haber alguna – añadió Gus.
  • La necesito, Gus, la necesito... - dije.
  • Si la necesitas es porque ella también te necesita a ti – dijo Cuatro.
  • Pero... Si lo hace... Si te necesita... ¿Por que rayos no te lo dice y se queda callada? - preguntó Patch.
  • Es la maldición de la inseguridad, típica y patética, así son ellas. Las chicas, digo, inseguras aún cuando le ofreces una total y plena seguridad – dijo el señor Grey.
  • ¿Que vas a hacer? - preguntó Gus.
  • No puedo dejarla ir, pero tampoco es correcto que se quede, Gus – respondí.



Gus me miraba serio, y ladeaba su cabeza lentamente mientras fruncía sus labios.



  • Necesito un momento – dije, y me levanté de la mesa.



Salí por la puerta trasera del Bar, estaba ahora en un callejón, era en donde la basura del Bar tenía su lugar supongo. Al notar que no había nadie, rompí a llorar en silencio, con la colilla del cigarrillo aún en mi mano, aún me quedaba una ligera bocanada, y estaba pensando en fumarla, el problema era que ese bendito nudo en mi garganta me impedía hacer muchas cosas... Recordé que en mi bolsillo tenía una nota de ella, en la cual había algo escrito, se que era algo corto, quizá unas 10 palabras lo cual parecía mucho y hasta exagerado pero era cierto. La escribió y la colocó en mi bolsillo cuando le pedí mostrarme sus sentimientos, y luego se marchó sin despedirse siquiera... No me atrevía a leerla, pues la frialdad de sus acciones me hacían pensar que un “No eres nada”, o quizá “Largo de mi vida” era aquello que había escrito. Saqué la nota de mi bolsillo, dispuesto a echarla en un pequeño contenedor de basura, y justo cuando tras arrugarla, la iba a lanzar, una voz me detuvo...



  • Si yo fuera tú, la leería en voz alta – dijo la voz, sonaba algo arrogante y hasta egocéntrica quizá.
  • Y si yo fuera tú, no espiaría hombres – dije sin girarme.
  • ¿Te vas a fumar esa colilla? - preguntó.
  • Quizá... Pero creo que solo queda una bocanada - respondí, y luego me di la vuelta.



Era un chico alto, rubio, cabello largo y ojos azules. Le miraba confundido, pues se me hacía familiarmente conocido. El me miró fijamente.



  • Una bocanada es una bocanada – dijo -. Jace, el cazador de sombras más grande que ha existido.
  • ¿Es complicado tu apellido? - pregunté en tono de broma.
  • No realmente... Herondale, Wayland, Morgenstern, Lightwood, tengo para escoger – respondió en tono sarcástico.
  • Es un placer, Jace – dije.
  • ¿Y tú eres? - preguntó un tanto extrañado.
  • Ah, no te preocupes, soy nuevo, Javier Barreto... - respondí.
  • ¿Que ibas a hacer con esa nota, Javier? - preguntó Jace.
  • Botarla, junto a lo que siento – respondí.
  • Que patético – dijo.
  • Lo sé – dije asintiendo con mi cabeza.
  • ¿Por qué no la lees? - preguntó.
  • ¿Para qué leer algo sobre lo cual ya sabes que está escrito? - respondí preguntando.
  • Quizá sepas lo que dice, pero no lo que realmente quiere decir – dijo Jace -. A veces lo que decimos no es lo que queremos expresar.
  • Siempre hay un quizá – dije.
  • ¿Entonces que esperas? - preguntó -. ¡Leela!



Me di la ultima bocanada del cigarrillo, y tras liberar el humo, arrojé la colilla dentro del contenedor junto a la nota sin leerla. Me di media vuelta y cuando estaba a punto de entrar al Bar, sentí que me tomaban del brazo, me giré, y en efecto, Jace me tomaba del brazo.



  • Mira dentro – me dijo.



Miré dentro del contenedor de basura y noté que la nota estaba encima de la colilla del cigarrillo que aún permanecía encendida y aún así, no se quemaba. Metí mi mano y saqué la nota. La abrí, mientras miraba a Jace quién me miraba fijamente. Mi corazón latía a mil por hora, he de admitirlo, ya no estaba seguro de lo que esa nota decía... Hasta que la abrí... Antes de leerla, levanté mi mirada al cielo preguntando, “¿Que es lo que soy para ti?”, como esperando hallar una respuesta en esa nota, y la miré.



Eres una de las mejores cosas que me han pasado”



Miré a Jace, tratando de contener la emoción aunque el se mostraba frío. Jace caminó lentamente hacia mí y el contenedor de basura. Y sacó la colilla del cigarrillo, puso su mano en mi pecho y dijo.



  • La colilla del cigarrillo aún está encendida – en tono serio -. ¿No?
  • Gracias – dije tras una sonrisa leve.
  • Agradecelo junto a ella, cuando estés con ella – dijo.



No me costó mucho entenderlo, la verdad. Mientras la colilla del cigarrillo aún esté encendida podrás darle con gusto una nueva bocanada... Mientras sientas lo que sientas por alguien, debes tener esperanza... Mientras lo sientas, siéntelo y no te rindas... Apartate solo cuando se apague el cigarrillo...





Continuará...



Nota: Cualquier parecido con algo conocido, es mera coincidencia.

1 comentario:

  1. Algo que aprendes con los años es que una persona nunca debería tomar la seguridad total de nadie, ni confíar totalmente en alguien, porque tales cosas no existen. Sólo hay personas por las que vale la pena el riesgo y personas por las que no. ¿Qué se hace cuando se apaga el cigarrillo?

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